Hay posibilidad inmediata de hacer diez hidroeléctricas en los ríos Ypané, Ñacunday y Karapá, asume el representante para energías renovables de la UIP, el empresario Raúl López. “Solo hace falta voluntad política. Que abran la cancha”, exhorta al gobierno.
López y Guillermo Krauch le presentaron al viceministerio de Minas y Energía Mauricio Bejarano un borrador del reglamento de las leyes 3009/06 y 7299/24. Son las leyes que hay que adaptar para que se abra el juego de la generación de nuevas fuentes energéticas.
La reglamentación propuesta tiene 150 artículos. “Es un trabajo muy prolijo”, considera Bejarano. Lo pondrán en revisión. Espera que en 50 o 60 días ya esté el decreto reglamentario. En la propuesta, en lo fundamental, se plantea que sea justamente el Viceministerio de Minas y Energía (VMME), dependiente de Obras Públicas y Comunicaciones, el encargado de las licitaciones y la fiscalización.
“Necesitamos que el gobierno abra la cancha para el sector privado internacional y nacional. No pedimos absolutamente nada, no queremos que nos regalen nada, solo que abran la cancha a jugadores internacionales, como es en Brasil, Argentina o Chile”, demanda López.
El tablero de las nuevas fuentes de generación de energía eléctrica en Paraguay se mueve. Esta movilización ganó fuerza este año cuando la Administración Nacional de Energía (ANDE) informó que el consumo de dicha energía aumentó un 18% en el 2024, superando por lejos todos los pronósticos.
Efectivamente, la ANDE contrató casi la totalidad de la energía que a Paraguay le corresponde en Yacyretá, hizo lo propio con la usina completamente paraguaya, Acaray y aumentó al 60% la contratación de la energía que le corresponde de Itaipú.
A este paso, ya antes del 2030 Paraguay colapsaría, alertó recientemente un estudio de la Unión Industrial del Paraguay. El gremio empresarial propone como salida de peso la instalación de una central termoeléctrica, en el Chaco paraguayo. Pero esto depende de que finalmente el Paraguay logre acuerdos importantes con Argentina y Brasil para que el corredor bioceánico se utilice también, paralelamente, para hacer un gasoducto. Un ducto que traslade el gas natural desde Vaca Muerta, Argentina, hasta Brasil, pasando por el Chaco paraguayo. Utilizar entonces ese gas natural para convertirlo, a través de una central termoeléctrica, en energía.
Lo que sí depende plenamente de la voluntad del Estado paraguayo son las pequeñas y medianas hidroeléctricas.
En los estudios del Parque Tecnológico de Itaipú (PTI), según Raúl, hay en Paraguay 1.200 lugares posibles para instalar usinas.
Según López, lo que ya se tienen plenamente estudiadas son 10 posibilidades, en los ríos Karapá (nordeste, se funde con el Paraná), el Ypané, norte, y Ñacunday, Alto Paraná.
López encabeza un consorcio de seis empresas, entre paraguayas y brasileras, interesadas en la inversión en pequeñas y medianas hidroeléctricas.
Solo sobre el Ypané se pueden ubicar cuatro represas, dijo en la última sesión de la Cámara de Diputados el legislador de la ANR por el departamento de Concepción, Arturo Urbieta.
“Con inversiones 100% privadas, con centrales que representarían una inversión mínima de USD 40 millones cada una, alcanzando una inversión de 1400 millones, con 23 pequeñas hidroeléctricas”, esgrimió entonces. En el departamento de Concepción se podrían construir hasta 5 centrales sobre el río Ypané, estableció.
El viceministro Bejarano asume que, con las represas pequeñas y medianas, se abrirá un “círculo virtuoso energético y económico, que es lo que necesitamos”.
Cuánta energía y para quiénes
Esas diez pequeñas y medianas hidroeléctricas se puede generar una potencia como la generada por una turbina de Itaipú, sostiene Raúl López.
Según el empresario, hay interés de compra de energía en Mato Grosso y Paraná, Brasil, y cuando la ANDE necesite “va a poder comprar también”.