Qué se hace con la basura tecnológica en Paraguay

Nuestro cotidiano se está llenando de celulares, cargadores, pantallas y accesorios. Muchos de esos materiales son cada vez más descartables o desechables. ¿Qué se hace o qué se puede hacer con esta basura tecnológica altamente contaminante? 

 

Por Marcelo Ameri

 

La sigla RAEE, que significa literalmente Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, nació con la revolución tecnológica, en los primeros años de este siglo, para catalogar una categoría nueva de deshechos de alto impacto sanitario y ambiental.

Los RAEE no refieren únicamente a aparatos informáticos, entre equipos de escritorio y portátiles, sino que engloba también a electrodomésticos, juguetes, consolas, y todos aquellos dispositivos que involucren el uso de fuentes de energía, cableado, circuitos integrados y materiales peligrosos.

La sigla es nueva, pero la problemática tiene larga data. Si bien, la preocupación por los RAEE se acrecentó a la par del desarrollo de dispositivos de uso masivo, el problema se remonta a la aparición de los primeros electrodomésticos fabricados en serie, en los primeros años del siglo 20.

Según un informe de Naciones Unidas, en 2022, la humanidad generó 62 millones de toneladas de RAEE, una cantidad que equivale a 1,5 millones de camiones repletos, que si se alinearan darían la vuelta al mundo por el Ecuador.

El mismo informe estima que la generación de RAEE crece a un ritmo de 2,6 millones de toneladas por año, y proyecta que alcance los 82 millones de toneladas en 2030, 33% más que en 2022. Asimismo, revela que, de todo este total de deshechos, el reciclaje alcanza a apenas el 14%.

Basura peligrosa

En Paraguay, las cifras refieren a que solo en hogares de Asunción y Central se generan alrededor de 80.762 toneladas de RAEE al año, una estadística que no incluye a empresas, ni instituciones públicas y privadas, y que las organizaciones ambientalistas consideran por debajo de los números reales.

La fracción inocua de los RAEE involucra, mayoritariamente, componentes metálicos y plásticos susceptibles de ser comercializados para su re industrialización.

El peligro radica en los componentes de computadoras y teléfonos que utilizan sustancias tóxicas, entre bromo, cadmio, cromo, plomo y níquel, todos probadamente cancerígenos y de alto impacto ambiental.

Si bien, estos minerales están presentes en un número relativamente pequeño de componentes, convertidos en RAEE se transforman en una bomba ambiental, que obliga a cuidadosos protocolos de descontaminación.

A los relevamientos poco confiables, Paraguay le suma la falta de una normativa específica de manejo de RAEE, cuya regulación se ampara en un puñado de leyes ambientales, sobre basura tóxica industrial, residuos sólidos, estudios de impacto ambiental, depósito y comercialización de pilas y baterías, entre otras.

En el país, el reciclaje de este tipo de residuos se ubica por debajo de la media mundial y abarca solo a los dispositivos electrónicos, especialmente PCs, notebooks y celulares, lo que equivale a una porción poco representativa de la torta total anual nacional.

Solidaridad Sustentable y Bolrec son dos de las empresas que se ocupan del manejo de residuos electrónicos, con un know how en línea con los estándares y protocolos internacionales recomendados en la materia.

Ambas señalan que el manejo de los RAEE en el país es incipiente, y que el nivel de tratamiento de estos residuos está a años luz de representar un escudo ambiental, para una problemática que se visibilizó en Paraguay a partir de 2009, con la llegada del boom tecnológico y la disparada de las ventas de computadoras portátiles, tablets y celulares, cuya rápida obsolescencia los convierte pronto en basura peligrosa.

Parecen, pero no son basuras de grandes empresa. Con estas ya nos encontramos en nuestra codianeidad “enchufada”

Recuperación

Solidaridad Sustentable triplicó el volumen de RAEE reciclado entre 2024 y 2025, pasando de 3.000 a 9.000 kilos mensuales.

“Tratamos de recuperar todo lo que se pueda de los insumos donados por los particulares, instituciones y empresas”, señala Ignacio Bolaño, gerente de la empresa.

“Lo que hacemos es un rescate final, y todo lo que se puede recuperamos para su comercialización, vendemos por kilo metales y plásticos, y también donamos equipos recuperados a hogares de adultos mayores y escuelas”, resume Bolaño.

La empresa nació durante la pandemia de covid, como una experiencia de RSE de una firma de informática con 20 de años de presencia en el país: Paraguay Insumos.

“De ahí surge la necesidad de ayudar a los clientes que tenían la problemática de no saber dónde depositar sus insumos usados”, explica Bolaño y apunta: “Ahora, ya somos una recicladora totalmente independiente”.

La recicladora

Lo que empezó como una práctica de RSE, se convirtió en menos de dos años en una marca propia asociada al manejo de los RAEE en el país.

“Hoy, trabajamos con el sector público y privado, y también los hogares paraguayos”, señala Bolaño.

Mediante convenios con municipalidades, organismos y empresas, Solidaridad Sustentable extendió su alcance más allá de Asunción y, actualmente, está presente en varias ciudades del país; entre estas, Ciudad del Este y Encarnación.

La recolección de los RAEE involucra una red de contenedores que la recicladora facilita a instituciones y empresas para el depósito de la basura electrónica.

“Nosotros le facilitamos contenedores ploteados, sin costo, y regularmente pasamos a retirar”, explica Bolaño.

En la planta en Asunción, todo lo recolectado pasa por un proceso de clasificación, donde se separa el material reutilizable

“Todo lo que podemos recuperar, lo comercializamos”, comenta Bolaño e ilustra: “Un monitor que no esté quemado, un teclado, el plástico, las partes metálicas, placa y baterías. Es un ciclo que tiene certificaciones”.

La empresa, a la vez, está empeñada en crear conciencia del peligro de la basura electrónica y la necesidad de darle un manejo adecuado.

“Todavía hay gente que descarta aparatos de todo tiempo entre la basura común”, se queja Bolaño y reflexiona: “El reciclado es una manera de dar una segunda vida útil a los RAEE y garantizar una disposición final con calidad”.

RAEE corporativo

A diferencia de la recicladora de Bolaño, Bolrec no se ocupa de los RAEE domésticos y persigue un enfoque más corporativo.

“Nosotros no hacemos la recolección de residuos de la población en general, nuestro trabajo abarca solo a instituciones y organismos públicos, y empresas”, señala el gerente Carlos Borja.

La empresa está hace dos años en Paraguay, tiene su planta en Villa Hayes y es subsidiaria de la boliviana Bolrec, de 11 años de trayectoria en ese país.

“Ofrecemos un servicio de gestión de residuos electrónicos para empresas, instituciones y organismos que requieran respaldos legales sobre la gestión correcta de sus residuos”, explica Borja.

“En Bolivia, la normativa está en vigencia desde 2015, en Paraguay se está recién implementando un proceso”, apunta.

Borja comenta que la planta de la empresa en Bolivia cuenta con la certificación R2V3, desarrollada por Sustainable Electronics Recycling International (Seri), una organización sin fines de lucro dedicada a la reutilización, reparación y reciclaje responsable de RAEE.

“Con el tiempo vamos a certificar también la planta de Paraguay”, afirma Borja y argumenta: “Con esta certificación estamos apuntando al mercado legal, corporativo, para ofrecerle la disposición final de sus dispositivos y un servicio integral que termina con la emisión de un certificado de destrucción”.

“Los aparatos se destruyen, nosotros no hacemos recuperación”, señala el gerente de Bolrec, marcando la diferencia con otras recicladoras. “Ofrecemos justamente una parte de lo que es el estándar de R2V3, que es la destrucción total de los dispositivos de almacenamiento de información”, explica.

“En las próximas semanas, vamos a incorporar una máquina para la destrucción de los discos duros, para que el cliente tenga la tranquilidad de que su información está siendo destruida y no va a llegar a ningún otro fin”, afirma Borja y puntualiza: “Eso es fundamental y está orientado a clientes como las entidades financieras, que maneja información muy sensible”.

Por el momento, todo el sistema es manual e involucra herramientas neumáticas para el desensamblado de los equipos y la separación de las piezas según el material de fabricación.

Todo el material susceptible de ser reciclado, como metales, vidrios, plásticos, es almacenado y luego exportado a mercados europeos y asiáticos.

“Hemos logrado hacer conocer nuestro servicio en Paraguay y tenemos una importante cartera de clientes, entre los que figuran instituciones oficiales, bancos, y empresas de telefonía y electrodomésticos”, comenta el gerente.

“El mercado paraguayo es la mitad del mercado boliviano”, precisa Borja y vislumbra: “Estamos en nuestro segundo año, tenemos mucho optimismo y estamos seguros de que el mercado paraguayo tiene un enorme potencial”.

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