Los vehículos aéreos, terrestres y marítimos no tripulados están marcando los pasos de las estrategias militares de Rusia y Ucrania. Es una tecnología que se usa para defensa como para ataque en los frentes de batalla.
El pasado 1 de junio, un enjambre de drones ucranianos cayeron como halcones sobre diferentes tipos y tamaños de aviones de combate rusos en varios aeródromos de la Fuerza Aérea de Rusia. Un ataque que, según el presidente ucraniano Volodímir Zelenky, utilizó alrededor de 117 drones comerciales que llevaban adheridas potentes bombas que destruyeron las aeronaves. Fueron drones de vista en primera persona operados desde larga distancia y de muy bajo costo.
Por su parte, Rusia lanzó ayer domingo 29 de junio sobre edificios de Kiev, la capital de Ucrania, una lluvia de 480 drones Shahed -136 con cargas explosivas de fabricación iraní, según informaron las fuerzas militares de defensa ucranianas.
Los episodios citados arriba son solo dos ejemplos de cómo se multiplica diariamente el uso de drones para ataque y defensa en la guerra que Rusia ha llevado desde el 2022 a Ucrania, en su intento por anexar todo el territorio ucraniano a la Federación Rusa.
Los diversos tipos de drones
Los vehículos aéreos, terrestres o marítimos no tripulados, conocidos popularmente como drones, se convirtieron en los tres años que dura la guerra en las armas estratégicas de las fuerzas armadas rusa y ucraniana. Armas que casi igualan en importancia a las convencionales como los proyectiles de los aviones tripulados, la artillería terrestre y los misiles de mediano y largo alcance.
Durante la invasión rusa a la ciudad ucraniana de Crimea y al inicio de la guerra a gran escala desde el 2022, el dron más común desplegado en el frente de batalla era el DJI Mavic 3, un dron comercial de fabricación china. Inicialmente fue adquirido y utilizado por soldados ucranianos. Poco tiempo después, los rusos, tras estudiar los drones recuperados en la batalla, también lo usaron. En principio eran caros, costaban alrededor de 2000 dólares y se usaban sólo para misiones rápidas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento del terreno y las posiciones enemigas.
El DJI Mavic 3 chino se ha convertido hoy, tres años después, en el dron VPP (vista en primera persona). Este es un conjunto compuesto por un cuadricóptero (cuatro hélices) simple, una estación de control remoto y gafas protectoras, de modo que el operador puede ver lo que ve el dron al volar. Estos drones ya son mucho más económicos, con un costo promedio de entre 200 y 1000 dólares. Su alcance es limitado, por lo que pueden volar de cinco a quince kilómetros en promedio. Su carga útil tampoco es muy grande, ya que son drones bastante pequeños. Pero para misiones específicas y de corto alcance, son muy eficaces.
Sin embargo, lo que se observa ahora en la primera línea de batalla es que estos drones son cada vez más grandes. Empezaron teniendo un tamaño de 25 a 30 centímetros en 2022. Hoy llegan a tener hasta 60 centímetros y son de uso masivo y diario en la guerra.
Aumentaron de tamaño porque necesitan transportar equipo adicional. Y lo que está sucediendo es que aquel dron de fabricación china modificado por los ingenieros e informáticos rusos y ucranianos, se ha convertido en una plataforma base que se puede usar para diversos fines. Dependiendo del equipo que se le acople, puede convertirse en un dron de inteligencia, vigilancia y reconocimiento si tiene cámara, en un dron de retrasmisión de comunicación si tiene incorporado un sistema eléctrico, o en un bombardero si le adhieren cargas explosivas.
Estos drones también pueden incorporar Inteligencia Artificial. Catherine Bondar, una experta del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales con sede en Washington, EE.UU., lo explica así: “Se hace mediante un módulo que a veces consta de una cámara y un chip. De esta manera, estos drones pueden tener dos funciones principales: navegación autónoma (con una solución de última milla como parte de esta función) y reconocimiento automático de objetivos”. Y añade que “se trata del uso de sistemas de visión artificial que ayudan a los operadores a reconocer objetos y fijar el objetivo para que el dron pueda alcanzarlo con mayor eficiencia y alcanzarlo”.
De esta forma, los temidos zumbidos de los drones que sobrevuelan las trincheras, que recorren con ruedas u orugas los frentes de batalla o que surcan las aguas a modo de lancha, son causantes de muchas de las muertes de soldados que ocurren diariamente en los enfrentamientos.
Las fuerzas armadas de ambos bandos han utilizado armas pequeñas, ametralladoras pesadas, misiles antiaéreos portátiles y dispositivos de interferencia electrónica para intentar derribar drones. Los proyectiles los destruyen directamente. Los dispositivos de interferencia electrónica cortan la comunicación con sus operadores y los vehículos aéreos no tripulados caen a tierra.
Derribar drones, sin embargo, puede ser difícil cuando se envían en grandes cantidades o “enjambres”, y muchos de los pequeños cuasi robot volantes, terrestres o fluviales alcanzan sus objetivos sobre el enemigo.
Drones especiales de Ucrania y Rusia
Además de los drones comerciales de uso masivo y modificados en ambos lados para mayor eficiencia, las partes en conflicto también cuentan con drones militares construidos por las grandes industrias para uso exclusivamente bélico.
Son drones de mucha mayor capacidad: pueden volar más tiempo, a mayor altura y llevar cargas explosivas mucho más pesadas que los drones VPP chinos. Son también mucho más caros. Todas estas cualidades hacen que estos drones militares puedan ocasionar mucho mayor daño a la infraestructura y las trincheras enemigas.
Un ejemplar del dron Bayraktar TB2, de fabricación turca.
El principal dron militar de Ucrania es el Bayraktar TB2, de fabricación turca. Tiene el tamaño aproximado de una avioneta, lleva cámaras a bordo y puede equiparse con bombas guiadas por láser. El Bayraktar, que puede costar hasta 2 millones de dólares, cayó en varias ciudades rusas, pero estalla sobre todo en el frente de batalla del lado enemigo.
Un dron Bayraktar se utilizó en el ataque que hundió el buque de guerra ruso Moskva en el Mar Negro, en abril de 2022.
Otros modelos de drones militares usados por Ucrania son el A1-CM Furia, el Spectator M-1, el Leleka-100 “Stork”, el Punisher, el People’s Drone (PD-1) o el R18 octocóptero, de ocho hélices.
El principal dron militar que está causando destrucción en las ciudades de Ucrania es el Shahed-136. Este vehículo, que puede costar hasta 50.000 dólares, tiene 2,5 metros de largo y es fabricado por Irán. También llamado Geranium-2 por Rusia, tiene explosivos en una ojiva en su nariz y está diseñado para permanecer sobre un objetivo hasta que se le ordene atacar.
Al inicio de la guerra, los rusos compraron grandes cantidades de la industria bélica iraní, pero luego fueron modificándolo para volverlo más eficaces. Hoy la industria rusa diseña y fabrica estos drones con licencia iraní.
Rusa tiene también una larga lista de otros tipos de drones, como el Orlan-10, Orlan-30, Eleron-3, Takhion, Zastava y el modelo Lancet y Kub-Bla de Zala, junto con modelos tipo helicóptero, así como el Forpost-R y el Orión de combate.
Lo evidente es que el uso de drones en el conflicto entre Rusia y Ucrania está cambiando las formas de la guerra. Es una tecnología que está avanzando, aunque muy lentamente, hacia la integración de la Inteligencia Artificial. Cuando en el futuro concrete esta integración, será un arma decisiva.
Samuel Bendett, otro investigador del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, señaló que hoy, en la guerra que se desarrolla en Ucrania, “nos enfrentamos a millones de vehículos aéreos no tripulados que se utilizan de forma regular”. El año pasado –afirma Bendett- Ucrania utilizó alrededor de 1,5 millones de vehículos aéreos no tripulados en total, Rusia probablemente utilizó hasta 4 millones. “Y es seguro que este 2025 están usando mucha más cantidad de drones”, concluye.