Los desafíos de Paraguay para incorporarse a la red tecnológica mundial

Ciudad del Este. Integrarse a la red tecnológica mundial y, en particular, a la industria de los semiconductores, representa para Paraguay un desafío tan grande como estratégico. La complejidad de esta cadena global, dominada por gigantes como Taiwán y Corea del Sur, exige estabilidad política, talento humano calificado, infraestructura adecuada y una visión de largo plazo.

Estas fueron algunas de las conclusiones del segundo Foro de Tecnología y Semiconductores Taiwán-Paraguay, realizado en Ciudad del Este, donde expertos internacionales analizaron las posibilidades y obstáculos que enfrenta el país para insertarse en este competitivo sector.

Durante el panel central, encabezado por los especialistas taiwaneses Sean S.H. Wang, Jason Chi-Keng Tsai, William Sheu y Yu-Bin Huang, se coincidió en que, pese a la magnitud y sofisticación de la industria, Paraguay dispone de ventajas competitivas que podrían servir como puerta de entrada a esta economía global del conocimiento.

El doctor Sean S.H. Wang enfatizó que el sector de semiconductores constituye “una industria inmensamente compleja, desde el diseño hasta la fabricación, que requiere de fuertes inversiones y de políticas estables”.

No obstante, señaló que Paraguay puede explorar nichos específicos, como la producción de gases y químicos utilizados en la fabricación, que podrían desarrollarse en cooperación con actores consolidados como Japón o Corea.

“Cada país debe encontrar sus propias fortalezas. Paraguay puede comenzar con pasos pequeños, generando incubadoras y, con el tiempo, crecer de manera sostenida”, afirmó Wang, quien insistió en que la visión debe estar siempre orientada en la productividad y la utilidad económica.

El profesor Yu-Bin Huang subrayó la necesidad de reducir la brecha entre la formación académica y las necesidades reales de la industria. En su experiencia, explicó que la cooperación con universidades resulta determinante para que los estudiantes logren insertarse rápidamente en el sector.

Incluso sugirió que compañías taiwanesas podrían ofrecer a jóvenes paraguayos programas de pasantías temporales en Asia, con la idea de que luego regresen al país con conocimiento aplicado.

“La ventaja de Paraguay es su ubicación estratégica en el centro del continente y su acceso a energía limpia. Pero el talento humano debe estar preparado para acompañar esa ventaja”, puntualizó.

El ingeniero Jason Chi-Keng Tsai, con amplia trayectoria en la industria de la automatización, resaltó que la integración de Paraguay debe pensarse no solo desde el ensamblaje o el diseño, sino también en aplicaciones locales de alta relevancia regional, como la automatización agrícola.

“Lo que ocurrió en México con la industria automotriz puede ser un espejo. Paraguay puede identificar sectores como la agricultura y la agroindustria para aplicar soluciones automatizadas y, al mismo tiempo, generar experiencia industrial vinculada al ecosistema de semiconductores”, señaló.

Por su parte, William Sheu destacó el papel que la inteligencia artificial (IA) tendrá en los próximos años. “Los países asiáticos han crecido muy rápido con la IA, mientras que en América la adopción es más lenta. Si Paraguay logra incorporar esta tecnología en áreas como la agricultura o la textilería, podrá generar competitividad y productividad, con efectos directos en su comercio exterior”, remarcó.

El foro también contó con la participación de referentes de la región, quienes compartieron experiencias locales.

La brasileña Rosana Casais, directora institucional de ABISEMI, explicó que Brasil lleva una década desarrollando su ecosistema de semiconductores, con avances en áreas como el diseño de memorias, la fundición y la verificación de componentes. Sin embargo, advirtió que este proceso “toma tiempo, requiere estabilidad política y constancia en las inversiones”.

En esa línea, la ejecutiva recalcó que Paraguay tiene un activo fundamental: su fuerza laboral joven y en formación, que puede convertirse en un factor clave si logra articularse con programas de capacitación y cooperación regional.

El chileno Víctor Grimblatt, director de Ingeniería I+D, coincidió en que América Latina no debe subestimarse por su tamaño, pues el mercado global está afuera y necesita soluciones. “Debemos hablar con nuestros agricultores, entender sus problemas y automatizarlos. Eso atrae a las industrias, y con ellas llegan más empresas y más inversión”, afirmó.

Grimblatt también advirtió que, aunque Paraguay posee ventajas como la abundancia de energía limpia, debe avanzar en infraestructura y en la creación de un ecosistema de innovación sólido para atraer inversiones sostenibles.

En la parte final, el profesor Poki Chen, de la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología de Taiwán, recordó que el mercado mundial de semiconductores crece de manera exponencial y que Paraguay no puede quedar al margen.

“El tiempo de decidir es ahora. En 2020, solo dos grandes jugadores dominaban el mercado: TSMC (de Taiwán) y Samsung (de Corea del Sur). Hoy más países buscan integrarse. Paraguay puede hacerlo si logra establecer instituciones similares a ITRI (Instituto de Investigación de Tecnología Industrial) en Taiwán, y si apuesta a su talento joven”, sostuvo.

Chen fue enfático en que la mejor estrategia es mostrar a las nuevas generaciones que sí es posible competir en esta industria, comenzando con proyectos de diseño que requieren principalmente capacidad intelectual antes que grandes inversiones físicas.

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