Una licitación de arriendo de 18.000 urnas electrónicas por USD 35 millones abrió un potente debate sobre la seguridad de estas máquinas en la protección de los votos de la gente. El senador Ever Villalba ha demostrado –o lo ha intentado- que con una aplicación se pueden vulnerar los boletines. Ante la inseguridad, crece la demanda de volver a las papeletas.
Ya con bastantes dudas, Paraguay se había subido al tren de la modernidad electroinformática en las elecciones municipales del 2001. En un principio, la máquina fue abrazada con mucha expectativa, pero también con recelos y esperanzas.
Es que, además de los ingentes recursos, de traslados y cuidados, a través de las papeletas se habían denunciado hasta entonces una cantidad de formas de fraude: voto calesita, voto de fallecidos, votos inducidos.
La imposición de la máquina de procesar los votos requirió años de clases de entrenamiento, para miembros de mesa, veedores, apoderados y votantes. También así se fue ensanchando el funcionariado del Tribunal Superior de Justicia Electoral hasta llegar a unos 5.000.
Pero en la consideración ciudadana esta máquina abrió una brecha grande de desconfianza ya en las elecciones presidenciales del 2023, en las que el Partido Colorado ganó por gran diferencia la Presidencia, las gobernaciones, las cámaras legislativas y concejalías departamentales.
Fue, sin embargo, fue el movimiento que postuló a Paraguayo Payo Cubas, quien quedó en tercer lugar, el que cuestionó y denunció “robo masivo” a través de la manipulación informática de los votos ciudadanos. Luego se sumaron los otros partidos.
Pero los pedidos de auditoría de los resultados no fueron respondidos por el TJSE y al poco tiempo, esas máquinas ya se iban para otro lugar, nos explica la ingeniera en computación Gladys Canese.
Ahora, el organismo electoral, en una licitación direccionada, “encamina así a imponer a la ciudadanía un instrumento viciado para emitir el voto, violando derechos humanos elementales, lo cual habilita a acciones legales para parar el proceso”, sostiene en su comunicado Paraguay Soberano, un movimiento de ingenieros que, entre otras cuestiones, forman parte de las campañas por el ejercicio de la soberanía en Itaipú.
En la actual cuestión, el consorcio Comitia-MSA, pese a los cuestionamientos formales de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas, contenidos en la Resolución N° 3.654/25, fue la única oferente ante el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE).
Para la ingeniera Canese, Comitia-MSA utiliza un modelo de máquinas de votación “que tiene innumerables vulnerabilidades en su hardware, en el sistema operativo y el código fuente”.
Como se vota en Paraguay
La operación parece, en sí, muy ascética, lejos de los antiguos vicios de la corrupción electoral.
Se vota frente a una pantalla en donde aparecen las listas y los nombres de las candidaturas. Una vez que la máquina registra el voto, se imprime una boleta del voto. Luego se deposita el voto impreso en el sobre número 4.
Al cierre, los miembros de mesa imprimen el resultado que escupen las máquinas de votación y se firma el acta de escrutinio. Las boletas del sobre N° 4 son destruidas, “quedando la impresión de las maquinas como único documento válido de las elecciones. El resultado impreso por la máquina no garantiza la fidelidad del voto”, sostiene el analista Bernardo Coronel.
Como es una máquina, “todo depende del acceso a las claves. Todas las máquinas tienen claves. ¿Quién o quiénes las maneja?”, se pregunta, por su parte, Canese.
El código fuente
Todo el manejo del código fuente, las claves y otros elementos están a cargo del Tribunal Superior de Justicia Electoral.
“Para que se recupere cierta confianza debe hacerse una auditoría técnica profunda”, asume Canese.
En otros países donde se usan las mismas máquinas, el proceso es igual, pero las boletas del sobre N° 4 se conservan como respaldo del resultado que escupe la máquina. Luego de concluir las votaciones, se hace el mismo procedimiento que en nuestro país: se imprime el resultado de la máquina y se firma el acta de escrutinio.
“Pero estas actas son solo documentos preliminares con el propósito de adelantar provisoriamente el resultado de las elecciones”, esgrime, por su parte, Bernardo Coronel.
El sobre número 4
En las elecciones del 2023, la gran demanda era la apertura del sobre número 4. En otros países, famoso sobre número 4 es trasladado bajo custodia hasta el local del organismo electoral. Allí los representantes de los partidos hacen el juzgamiento de las actas y el conteo de las boletas del Sobre N° 4.
El resultado de las actas debe coincidir con el resultado del conteo de los boletines contenidos en el sobre N° 4. Si se constatan inconsistencias se anula la mesa de votación, y si las irregularidades son muy altas se puede llamar a nuevas elecciones.
“En otros países donde se utilizan las mismas máquinas para votar se establece un control cruzado imposible de vulnerar”, asegura Coronel.
Para él, si los colorados insisten que se usen las máquinas porque así establece la ley, la oposición no debería oponerse, con la condición de que el resultado sea producto del conteo de votos de los sobre N° 4 y de las actas de la elección.
Ahora, “el organismo electoral, en una licitación direccionada, encamina así a imponer a la ciudadanía un instrumento viciado para emitir el voto, violando derechos humanos elementales, lo cual habilita a acciones legales para parar el proceso”, sostiene, en un comunicado, Paraguay Soberano.
Las máquinas ofrecidas son del mismo modelo de las utilizadas en el 2023, “con las vulnerabilidades ya señaladas al principio, entre ellas el hecho de que se ha tomado una presentación de la empresa como una auditoría, algo inédito e injustificable (salvo por el TSJE)”.
Papeletas electrónicas son un riesgo
El sistema depende internamente de “condiciones lógicas simples (TRUE/FALSE) que, si no se auditan con rigor, pueden permitir la grabación o regrabación indebida”, sostiene el ingeniero electrónico Derlis Gregor.
“Es una licitación a excepción y está direccionada. Estuve mirando el pliego, solamente la que tiene máquina en stock podía participar y no hay auditorías con estándares internacionales. Los chips y los componentes son distintos en la compra y el llamado. También son máquinas ya desfasadas”, asume, finalmente, Canese.
“Si no hay garantías sobre la transparencia en el conteo de los votos, pues es mejor volver a las papeletas”, arriesga, finalmente.
“Nada garantiza que la inclusión del voto electrónico en los procesos electorales para fortalecer el sistema electoral, mejore la elección de la representación política y menos en un momento en que las autoridades del gobierno, el parlamento y los mismos partidos políticos están en crisis de legitimidad”, ya había sostenido el sociólogo, ex ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Lara Castro en el 2021. Estas palabras las recoge el informe que sobre el tema había hecho Tedic, una organización que se encarga del monitorio de la tecnología de la comunicación.
En su informe, esta organización había avisado que en todo este proceso “no se ha prestado mucha atención a lo que sectores especializados de tecnología y la sociedad civil han advertido sobre los inconvenientes y peligros que conlleva para la democracia. Es decir, sus posibles implicancias en el ejercicio de los derechos políticos y civiles de la ciudadanía”.
Les dejamos el enlace de aque informe: https://www.tedic.org/wp-content/uploads/2022/06/HistoriaVotoElectronicoParaguay.pdf