Cuatro causas principales por las que los apagones eléctricos continúan imparables en el país

Los odiosos apagones eléctricos que dejan sin aire acondicionado, descomponen electrodomésticos, paralizan las fábricas y dejan sin conexión a internet a cientos de miles de familia, pueden ocurrir en cualquier mes del año, aunque son más frecuentes en tiempos de calor intenso o tormentas con lluvias y vientos arrasadores.

Es uno de los tantos viejos problemas paraguayos que nunca tiene solución, pese a las promesas de las autoridades y los entes y organismos competentes en materia energética y eléctrica.

En esta nota, El Prisma te trae cuatro causas de fondo por las que, en cualquier momento, podés quedarte sin luz en tu casa, y solo te quedará quejarte amargamente. Cuatro causas que fueron citadas y explicadas por un grupo de gerentes, ingenieros y técnicos calificados de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), personas que prefirieron no dar sus nombres para, desde el anonimato, hablar con libertad y sin riesgos de ser amonestados o sancionados por el ente.

Las causas, en un orden de mayor a menor importancia, son las siguientes:

1. La ineficiente distribución de la electricidad a los hogares.

El tendido eléctrico, que tiene su punto de partida en las subestaciones eléctricas, pasan por los transformadores y las columnas que sostienen los cables hasta llegar a los registros de energía de los hogares, es obsoleto e ineficiente. Así, la infraestructura de las conexiones que llevan la electricidad al usuario, deben ser cambiadas y modernizadas paulatinamente en un plazo determinado.

Los entrevistados anónimos coinciden que “la mayor inversión en los últimos años ha sido en la transmisión de energía, no en la distribución, donde está el verdadero problema…”.

¿Por qué? Un motivo que indican es que las obras de transmisión son mejor negocio para las empresas licitadoras. Estas obras requieren inversiones en millones de dólares, las de distribución en millones de guaraníes: hay mucho menos dinero aquí, y por ello menos interés.

También calculan que se necesita, aproximadamente, una inversión de 300 millones de dólares durante cuatro o cinco años sin interrupción, ya que se debe cubrir el crecimiento vegetativo, lo que implica que la gente cada vez equipa más sus casas con aparatos y electrodomésticos.

2. La falta de autonomía institucional de la ANDE

La ANDE tiene una baja ejecución del dinero que debería ser para infraestructura. Es decir, tiene una ejecución presupuestaria muy baja. Las causas son varias. La principal es que la empresa estatal no tiene autonomía para gestionar su presupuesto y debe pasar cada licitación por Contrataciones Públicas. Esta dependencia de Contrataciones hace que en cada licitación, los posibles proveedores protesten o judicialicen los resultados de las licitaciones, lo que retrasa en extremo las ejecuciones de las obras.

Arguyen los expertos que comprar todas las cosas necesarias para un año tiene sentido si es un ministerio, lo que la ANDE no es, pero está obligado a comportarse con tal para comprar insumos que deben ser renovados constantemente. En su carta orgánica, la empresa estaba definida como autárquica, pero perdió este estatus en 1990.

Según los expertos, un problema concreto que generan las largas licitaciones públicas que son pleiteadas por los interesados es que la tecnología en el mercado eléctrico se renueva con rapidez, y para cuando termina una engorrosa y larga licitación, el producto que se compró a veces ya está obsoleto. La solución es la creación –dicen- de un ente como un Ministerio de Energía que verifique en qué gasta la ANDE, pero que permita a la empresa estatal hacer uso de sus recursos de manera más libre y ágil de acuerdo a lo planificado.

3. Aumento de la demanda y efectos del cambio climático

En los últimos 15 años hubo un importante aumento de la demanda de energía por parte de la población. Aumentó de manera sostenida debido al crecimiento de la población, a la expansión del sector industrial (más fábricas de maquila, más Pymes, más empresas usuarias de energía) y la mayor utilización de aparatos eléctricos en los hogares.

Hoy, coinciden los entrevistados, aumentó considerablemente el uso de aires acondicionados en meses de intenso calor, un aparato que consume muchísima electricidad, y aumentó el número de fábricas ensambladoras de autos, motos, tractores y máquinas de todo tiempo en el país.

Al mismo tiempo -indican los expertos de la ANDE consultados-, son cada vez más frecuentes los climas extremos: sequía, calor extremo, tormentas, vientos fuertes, lluvias e inundaciones, que dañan la de por sí frágil infraestructura del sistema eléctrico, y cortan la conexión de la electricidad que llega a los usuarios.

4. Insuficientes recursos financieros y humanos de la ANDE

La ANDE compra energía a Itaipú. Hasta el 2023, el 60% de esa tarifa la constituía una deuda considerada espuria, procedente del préstamo inicial para la construcción de la represa Itaipú, del subsidio de energía a la industria brasileña y de un acuerdo del expresidente Juan Carlos Wasmosy para cambiar la moneda de lo que se debía. Una deuda súper criticada y que varios referentes señalan que su resarcimiento para el lado paraguayo debe estar en la mesa de negociaciones del Anexo C. Algo que no ocurre.

La ANDE tampoco recibe los beneficios de la renta eléctrica, uno de los principales productos de exportación del Paraguay.  La compensación de Brasil a Paraguay mediante el acuerdo firmado por el entonces presidente Fernando Lugo y el presidente Lula Da Silva se va a fondos como FONACIDE, a royalties para municipalidades, a los presupuestos de las cámaras de Diputados y Senadores, a programas sociales, y nada a la ANDE, dicen los entrevistados.

Incluso los USD 650 millones que recibirá Paraguay hasta el 2027 por los “gastos sociales” son utilizados discrecionalmente para otros rubros, menos para la inversión en infraestructura de la ANDE. Esos gastos sociales, considerados por el gobierno paraguayo como una “histórica conquista”, influyeron en el aumento de la tarifa a 19,28kW-mes.

Además, la ANDE tiene que pagar IVA al Estado, pese a ser una empresa del Estado. La Ande no tiene ningún beneficio tributario ni con Hacienda ni con las municipalidades, dice uno de los gerentes entrevistados. Más aún: debe aportar todos los años parte de sus ganancias a las arcas de Hacienda.

En síntesis, la ANDE no tiene los recursos que necesita y que podría tener si se cambian las leyes pertinentes, carencia que le impide contratar calificados técnicos, trabajadores especializados y expertos, y desarrollar proyectos de infraestructura de largo plazo para resolver los problemas de fondo del sistema eléctrico del país.

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