Arrancaron los trabajos de estaqueo y marcación para el cableado subterráneo en la calle Presidente Franco, de Antequera a Hernandarías. El cableado y la iluminación LED pueden ser el inicio para rescatar el centro de la capital del abandono y la decadencia. Así urgen sus habitantes y sus visitantes.
La superposición de cables y los cables sueltos que pancean por el suelo generan la sensación de que caminamos en una “ciudad de abandono y decadencia”, dictamina Mirna Robles, de la red de espacios culturales del centro.
En las calles, donde hay una superpoblación de cables sobre las columnas, “es todo muy caótico”, esgrime, por su parte, el fotógrafo Dani González. El caminante con cámara se fue acostumbrado a esa cosa “desordenada, chalái, repulsiva”, de enredos de cables, edificios derruidos y casas abandonadas, “como si fuera una pasarela de ficción apocalíptica”.
En el tiempo, las columnas de la ANDE no solo transportaron el tendido eléctrico. De las mismas se colgaron líneas de teléfono, canales de cable y cuantas nuevas formas de transmisión y comunicación emergían.
Según el presidente de la ANDE, Félix Sosa, menos del 50 por ciento de esos cables corresponden al tendido de la institución.
La primera experiencia de cableado subterráneo en la capital ha sido la de Loma San Jerónimo, un pequeño barrio que está en una colina de Asunción, ahí, muy cerca del antiguo Puerto de Asunción.
De hecho, la ausencia de esa maraña de cables fue lo primero que al diseñador Silvano Rojas le atrajo de Loma San Jerónimo. Eso y la vista desde la terraza de un bar del barrio. Pero en los últimos años la vista a la bahía y al río Paraguay fue interceptada por el bloque de edificios instalado para la burocracia administrativa del Estado paraguayo.
“Y no, no se puede todo”, se resigna.
Luego de esta experiencia, la más reciente, inaugurada el año pasado, fue la del cableado subterráneo y la iluminación LED de la calle Palma, en el tramo de Méjico a calle Colón. “Es muy lindo trabajar acá, así, con la vista más limpia. Solo esperamos a los clientes”, comenta Víctor Pérez, antiguo cambista de Palma. “Y más hoy (lunes 20 de enero), que bajó mucho el calor”.
En esta calle de la ciudad, el municipio asunceno, en compañía de la Secretaría Nacional de Cultura y otras instituciones, han puesto en marcha la feria Palmear, intentando revivir lo que en los ochenta y parte de los noventa eran para las familias y los jóvenes los sábados de Palma.
Cuidado con lo que hay abajo
El ingeniero eléctrico Ernesto Rodríguez, el encargado principal de las obras actuales, está muy optimista al mirar los trabajos de estaqueo y marcación sobre la calle Presidente Franco. Esta primera tarea consiste en ubicar los lugares para cavar los pozos y construir los ductos. Tres empresas constructoras fueron contratadas: Tecnoelectric, Consorcio TMT y Cono- Vitex.
Nos cuenta Rodríguez que la idea es prever todo cuanto puedan encontrar abajo. Que no les suceda lo que les sucedió con los trabajos en Calle Palma donde encontraron, imprevistamente, caños de cerámicas, desagües cloacales, desagües pluviales, materiales de plomo…
Ahora, antes del trabajo, se escanea el lugar para saber qué hay, en qué cantidades y qué materiales se necesitan para cavar y habilitar los registros y los ductos.
Los estudios previos les ayudarán también para generar la menor molestia a frentistas, peatones y automovilistas, según explica Rodríguez.
La calle que sí o sí quedará con la red en el subsuelo y la nueva iluminación es Presidente Franco, desde Antequera hasta Hernandarias, anunció Rodríguez.
Y si les dan los tiempos, Benjamín Aceval desde Alberdi a Colón, y Paraguayo Independiente, a las alturas de El Cabildo y el Palacio de Gobierno.
Ojalá
“Ojalá que alguna vez vuelva la armonía a la capital, una armonía que nos devuelva las ganas de caminar y compartir. Ahora mismo no se siente placer ni disfrute. A veces ya no nos damos cuenta si esto es feo o parte simplemente de una nueva estética. El centro es como si en tu casa estuviese todo desordenado y querés salir corriendo”, cierra la nota con El Prisma, Dani González.
“Sí, ojalá”, resuelve Mirna, en relación con las obras y la posibilidad de que alguna vez el centro de Asunción se rescate del deterioro muy visible. Un deterioro que, a su criterio, se acentuó durante la pandemia.
Ahora la sensación en general de caminar por las calles del centro “es de abandono y decadencia”, esgrime.
En relación con los cables sueltos, sostiene que “se normalizó ese descuido que, además de ser desagradable a la vista, es peligroso”.
Y suelta una de las aristas más graves de este panorama de ciudad distópica: “En general, en tiempos de vientos y lluvia da miedo salir a las calles de Asunción”.
Un paso “fundamental”
Durante la inaguración de la red subterránea en Palma, Leticia Ocampos, la esposa del presidente Santiago Peña, había dicho que era “un paso fundamental hacia el mejoramiento de la calidad de vida de nuestra comunidad”.
Había manifestado entonces que “estaremos embelleciendo las calles y plazas y estaremos contribuyendo a la seguridad de los ciudadanos reduciendo el riesgo de accidentes y mejorando la visibilidad de nuestros espacios públicos”.
El proyecto, que descansa principalmente en la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), es compartido por la Oficina de la Primera Dama, la Municipalidad de Asunción y empresas del sector privado
En Montevideo, a la altura de Ygatimi, una veintena de cables descansan casi al ras del suelo. Hace cerca de cinco años atropella la vista y corta el camino, señala Silvano Rojas.
“Esos cables dan miedo, parecen de una ciudad devastada “, exclama Rojas.
Entre los entrevistados hay coincidencia de que el centro de la capital de nuestro país debe recorrer una cantidad de cambios, pero que bien se puede comenzar con el cableado subterráneo. En todo el centro.