Una nueva fecha más se perdió para la renegociación del Anexo C de Itaipú. A 52 años el tratado, considerado muy lesivo para los intereses de Paraguay, el gobierno de Santiago Peña no dice nada respecto. Descansa en esos USD 650 millones que, al alzarse la tarifa, dispone anualmente para “gastos discrecionales’
Primero habían fijado el 31 de diciembre de 2024 como fecha tope para la firma del nuevo Anexo C. Pero un poco antes de la fecha el presidente paraguayo arriesgó que el retraso en las negociaciones se debía a que el presidente Inácio Lula Da Silva y los negociadores brasileros entendían menos técnicamente los temas referentes a Itaipú. Luego el ministro de Industria y Comercio, Javier Giménez, sostuvo que ya había un acuerdo en un 80 por ciento. Que faltan ajustar detalles. Entonces, se fijó una nueva fecha tope: 30 de mayo de 2025.
Estaba como sobre rieles la cuestión, o eso hacían parecer las autoridades, hasta que apareció la información, desde Brasil, de que el gobierno de Jair Bolsonaro había espiado a las autoridades paraguayas, entre ellas al presidente de la República de entonces, Mario A. Benítez, sobre sus posiciones e intereses, antes de sentarse a renegociar el anexo.
Entonces, el gobierno de Paraguay suspendió las negociaciones hasta tener una aclaración de Brasil a través de Cancillería. El gobierno de Lula Da Silva confirmó la existencia de ese espionaje electrónico, pero se demarcó del gobierno de Bolsonaro.
Ese mismo día del vencimiento el presidente Santiago Peña tuvo una reunión con sus colaboradores, entre ellos, el presidente de la ANDE, Félix Sosa, donde se anunció la firma del contrato de la construcción de la Línea de Transmisión 220 kV desde Villa Hayes-Concepción, por el Chaco (foto de portada). Pero nadie, absolutamente nadie, recordó el vencimiento ni una sola alusión hubo en torno de la renegociación del Anexo C.
Hay demasiadas cosas en juego, pero en lo central, el Anexo C del tratado firmado en 1973, en el punto II.5, reza lo siguiente: “Cuando una entidad decide no utilizar parte de la potencia contratada o parte de la energía que a esta le corresponde, dentro del límite fijado, podrá autorizar a ITAIPU ceder a las otras entidades la parte que así se hiciera disponible, tanto de potencia como de energía, en el período referido en II.4, en las condiciones establecidas en IV.3.” Habla de cesión, cuyo precio ha sido sumamente arbitrario. Hasta el 2008 por toda la energía cedida a Brasil en Paraguay ingresaban unos USD 120 millones. Por el acuerdo Lula-Lugo (2009) este ingreso se triplicó. Y descendió a USD 240 en el 2024, básicamente porque Paraguay utilizó el 60% de lo que le corresponde la entidad.
Otro punto central es la cuestión de la tarifa. Una vez terminadas las deudas, esta se debe definir por el costo operativo. No más. Pero antes de que esto sea así, que la tarifa se sostenga solo en su costo operativo, el gobierno paraguayo, en un preacuerdo, Acta de Entendimiento le llamaron, logró una “conquista histórica” (así lo asumieron las autoridades): se estableció el monto de USD 19,28 kW mes. De acuerdo a los análisis que se hace en Brasil, esta tarifa no debería pasar los USD 10 kW-mes.
Hasta 7 puede bajar con el tiempo, pasando por escalas de 15 y 10, según el ex presidente de la ANDE, Pedro Ferreira.
¿Por qué el gobierno consideró una conquista histórica la suba de la tarifa, si la misma también afecta a los usuarios en Paraguay?
El gobierno lo presentó como conquista el hecho de que esta tarifa incorporó en sus costos los denominados Gastos Sociales. Son unos USD 650 millones anuales hasta el 31 de diciembre de 2026. Para Paraguay y Brasil. Este dinero es que el gobierno lo está usando en varias obras y servicios cuyos contratos han estado en debate. Entre ellos, aquella la compra de los pupitres chinos.
De acuerdo al mismo Acta de Entendimiento, a partir del 1 de enero del 2027, Paraguay podrá vender al mercado brasilero su energía excedente. Y la tarifa corresponderá únicamente al costo operativo sin “otros costos discrecionales”. Así, así mismo dice el acta: “sin otros costos discrecionales”.
Esta es la línea que le hace suponer al ingeniero Ricardo Canese, uno de los pilares del Acuerdo Lula-Lugo, “que el gobierno no busca la independencia ni la soberanía. Busca la dependencia y los negociados”.
Entiende que por eso “busca excusas, como el espionaje de Bolsonaro, para no revisar el Anexo C que le dejaría sin plata dulce”.
40% de energía excedente
Paraguay cuenta todavía con un 40% (de lo que le corresponde) del total de la potencia producida por Itaipú. En venta libre, los entendidos hablan de unos USD 1.000 millones anuales.
En Yacyretá solo usa el 17% del total.
La semana pasada, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, dijo que cualquier “inteligente” vendrá a poner servidores para Inteligencia Artificial.