En esta nota te contamos la completa dependencia del parque automotor paraguayo de la importación del petróleo y sus derivados nafta y diésel, y cómo puede impactar el conflicto bélico en el bolsillo de los automovilistas.
El cruce de bombardeos con misiles, drones y aviones de combate entre Israel e Irán, en el Golfo Pérsico o también llamado medio oriente, ya está provocando un sube y baja de los precios globales del crudo del petróleo y sus derivados, amenazando con disparar hacia arriba el costo por litro que pagan los automovilistas del mundo por la nafta y el diésel
La desestabilización de los precios mundiales se debe a que Irán posee la segunda mayor reserva de gas natural del mundo y la tercera mayor de petróleo, solo detrás de Venezuela y Arabia Saudita. Además, es el quinto mayor productor global de petróleo, con exportaciones diarias que oscilan entre 1,5 y 2 millones de barriles, en su mayoría destinados a China, la segunda economía del planeta.
La guerra desatada por motivos políticos y religiosos es una mala noticia para el parque automotor mundial, principalmente para países como Paraguay, que no produce petróleo y por ello depende exclusivamente de la compra de esta energía en el mercado internacional.
Las importaciones paraguayas
Son más de 2.600 millones de litros que al año se importan para echar a andar un sistema de transporte con 3.090.506 vehículos matriculados. Al año salen del país 2.249.040.000 dólares para la compra de nafta y diésel. La importación de petróleo y derivados suma más de la mitad del déficit de la balanza comercial. Sin refinería y con una planta alcoholera de antiguos moldes, la dependencia de los precios internacionales es casi total.
A marzo de este año, con 2.792 estaciones, la Comisión Latinoamericana de Empresarios de Combustibles ubicaba al Paraguay como el país con mayor cantidad de estaciones de servicio por persona en la región.
Sobre la base de la proyección demográfica al 2022 del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), de 7.453.695 habitantes (el último censo, con muchas irregularidades detectadas, arrojó un número muy inferior), en Paraguay hay una estación de servicios por cada 2.670 habitantes. El promedio en la región, según la Comisión Latinoamericana de Empresarios de Combustibles, está por encima de 11.000 habitantes.
El mundo fósil
Estas estaciones de servicio descargan el combustible fósil para un parque automotor que a setiembre de este año ascendía a 3.090.506 vehículos matriculados. De estos, 1.863.420 (60,29%) corresponden a coches, 4.723 (0,15%) a autos antiguos, 1.150.246 (37,22%) a motocicletas, 680 (0,02%) a motos antiguas y 71.437 (2,31%) a tracto/maquinarias. A estos números hay que sumarles los 2.700 colectivos inscriptos en Asunción y la zona metropolitana que según la Dirección Nacional de Transporte.
Para alimentar a esta población de motos, coches, tractores, colectivos, en el 2023 se importaron 1.792. 452.0 84 litros de gasoil y 891. 622. 678 litros de nafta, según el Observatorio de Combustible del Ministerio de Industria y Comercio.
Se importa un promedio mensual de 268.691 m3 de todos los derivados, nos confirma el viceministro de Minas y Energía, Mauricio Bejarano. Y el dinero que se utiliza para importar “asciende un promedio mensual de 187.420.000 de dólares mensuales”. Entonces, anualmente asciende a 2.249.040.000 dólares.
Los grandes camiones
En muchas ocasiones, la imagen que asalta a la llegada paulatina a Ciudad del Este, por los valles de Alto Paraná, está cargada de alrededor de cinco kilómetros de camiones graneleros. Se apuestan en las banquinas ya con sus cargamentos o a la espera de recoger granos de los silos gigantes. Transportan soja, maíz y girasol. Paraguay se ubica como el cuarto exportador mundial de soja.
Esta flota de grandes camiones la integra, en todo el país, 40.000 unidades, según la Federación de Camioneros del Paraguay.
Los camiones de gran porte son grandes consumidores de combustible. El consumo/kilometraje está en alrededor de 38,5 l/km, nos comenta Guillermo Maldonado, que trabaja en transporte internacional e cargas. “Acá hablamos de camiones de gran porte, tipo sojeros, graneleros y de líquidos/gas”, nos explica.
A los coches, a las motos, a los autos antiguos, a los camiones de carga, a los tractores, hay que sumarles las 2.500 unidades de colectivos que, según la Dirección Nacional de Transporte, circulan en las zonas metropolitanas de nuestro país.
La balanza comercial
En 2023, Paraguay registró un déficit en su balanza comercial de 4.214.1 millones de dólares. Con los 2.249.040.000 dólares que salen del país para comprar naftas y diésel, la importación de los derivados de petróleo se constituye en un poco más de la mitad del déficit que arroja la balanza comercial en Paraguay.
Es uno de los déficits (sale más plata de la que entra) más grandes de la región. “La dependencia es y será total en tanto y en cuanto no existan yacimientos petrolíferos en el país. Y para reducir la dependencia, debemos usar energía eléctrica, la eólica, la solar…”, comenta para El Prisma la economista Gladys Benegas, ex directora financiera de Itaipú Binacional.
Esta dependencia, asegura, se puede reducir alentando el cambio a transporte público eléctrico, autos eléctricos, motos eléctricas, etc., “pero esa tendencia no se pronostica que sea exponencial. Además, se estima que Paraguay necesitará otras represas o fuentes alternativas como la solar para el futuro cercano”.
El Estado paraguayo, en la actualidad, no tiene ningún plan de sustitución de los derivados de petróleo. El viceministro de Minas y Energía calcula que en mediano plazo podría darse alrededor de solo dos por ciento de reconversión del parque automotor movido a derivados fósiles.
El flete y su costo
Antiguamente, Petróleos Paraguayos era la empresa estatal encargada de la importación y la distribución interna a los proveedores directos. Durante el gobierno de Nicanor Duarte Frutos (2003-2008) se liberó la importación de los derivados de petróleo, habilitando así a las empresas del ramo la posibilidad de importar.
En el último informe del Observatorio, son 14 empresas las que importaron derivados de petróleo. Lideran el mercado de la importación Petropar, Shell (que se ha fusionado con Barcos y Rodados), Petrobras, Copetrol y Monte Alegre.
Los números de la importación y los contratos con los armadores (así se los denomina en la jerga naviera a los dueños de barcazas) han estado siempre en entredicho. Actualmente, el precio del flete naviero desde Zárate, Argentina, “ha quedado en alrededor de 47 dólares el metro cúbico”, comenta Héctor Fleitas, ex secretario general del Sindicato de Trabajadores de Petropar, con permanente actualización en el ramo. Este promedio ha sido confirmado por otras fuentes. Un punto más, un punto menos. “Pero se puede bajar muchísimo más”, asegura Fleitas, quien además ha ocupado las jefaturas de operaciones de puerto y ha sido coordinador en la planta de Villa Elisa.
Si tomamos 47 dólares el metro cúbico como costo del transporte fluvial y lo multiplicamos por los 268.691 m3 de todos los derivados nos da que en flete naviero se utilizan 12.628.477 de dólares mensuales. Al año esto asciende a 151.541.724 de dólares. A esto se debe sumar el transporte interno terrestre.
Hubo un tiempo en el que el Estado tenía su flota mercante. Esta flota quedó abandonada cuando desde el gobierno de Juan Carlos Wasmosy (1993-1998) entraron en venta o en remate varias empresas públicas.
Sin refinería
En el año 2005 Paraguay quedó sin refinería. El combustible que se consume se importa íntegramente, ya refinado. Si se trajera crudo y se refinara, con una refinería de punta, y atendiendo otros costos como el de transporte, se puede ahorrar hasta un 40 por ciento, asume Fleitas, pero reconoce que la refinería “ha quedado obsoleta y desfasada para la actual demanda”.
“No hay plan de reactivación”, comenta Víctor Ferreira, el periodista especializado en petróleos y derivados de ABC Color. Según Ferreira, refinar nunca “fue rentable ya que la mayor parte del consumo se seguía importando cuando esta planta funcionaba”.
También en el alcohol
La dependencia del mercado externo se extiende también en la producción de alcohol. El alcohol se mezcla con la nafta. Según la resolución del Ministerio de Industria y Comercio, esta mezcla debe ser del 27 por ciento. El alcohol aumenta el octanaje o la potencia del motor del vehículo. Petropar tiene una fábrica de alcoholes en Mauricio José Troche, Guairá. La demanda anual de las ventas de naftas de Petropar es de 50.000 m3/año, pero la planta de Troche apenas produce 18.000. El resto de su demanda lo importa de Brasil.
Qué debe hacer Petropar
Según Fleitas, lo que Petropar debe hacer es una nueva destilería, “pero cambiando su sistema de producción (dejar de usar el sistema de trapiche, obsoleto y contaminante y utilizar el sistema con membrana molecular. Como la nueva alcoholera asentada en Guayaibi)”.