Es inminente el retraso de la negociación del Anexo C de Itaipú

A estas alturas, varios temas aún están en la mesa de negociación sin acuerdos definidos. Se viene así el primer incumplimiento del acuerdo de entendimiento firmado en mayo de 2024: el de cerrar el 31 de diciembre de 2024 la revisión de este anexo que define formas de distribución, de cesión o venta de la energía producida por la mayor generadora de energía eléctrica del planeta.

Aunque el presidente Santiago Peña haya dicho que Brasil tenía menos condiciones técnicas que Paraguay para negociar el Anexo C de la Itaipú Binacional. Hasta donde pudimos averiguar este país la tiene bastante clara: quiere que la tarifa de la energía no tenga otro costo que el del precio de la producción y que el cambio de la palabra cesión por venta de energía asegure que dicha energía no utilizada por Paraguay siga alimentando sus industrias.

El interés y el conocimiento técnico del lado brasilero parecen no ser muy “inferiores” a los del Paraguay y su importancia hace pensar en que todo quedó sellado con el envío del ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, en noviembre, para ajustar detalles de la negociación con el presidente Santiago Peña.

Al no tener “costos discrecionales”, la misión del equipo negociador de Brasil es que esta tarifa, ubicada ocasionalmente por el acuerdo de entendimiento firmado el 7 de mayo a 19,29 KW mes, baje completamente hasta, según cálculos, 9 dólares a partir de 2027.

Pero el equipo paraguayo no quiere soltar la prenda libremente. Quiere sacar algo que siga sustituyendo por un lado los gastos sociales (con la tarifa acordada hasta 1 de enero de 2027 en 19.29KW Paraguay recibirá unos 650 millones de dólares) y que, al decir del ministro de Industria y Comercio, Javier Giménez, Itaipú apueste a la inversión “en la búsqueda de nuevas fuentes de energía, como la solar y el gasoducto, y por qué no en nuevas turbinas”.

También están en juego otros rubros de compensación por la cesión de energía que en Paraguay, desde los acuerdos Lula-Lugo, ronda los 260 millones de dólares anuales. Estos fondos, a través de una rápida maniobra entre los dirigentes del Partido Colorado y el Partido Liberal Radical Auténtico habían pasado a las administraciones municipales.

En la actualidad, Brasil se lleva toda la energía no contratada por Paraguay por la cláusula de cesión establecida en el Anexo C. Este es el punto central del anexo, al decir de los entendidos.

Qué se debe hacer

“Contratar toda su energía y utilizarla en un proyecto de desarrollo tecnológico industrial con alta generación de empleo”, esgrimen estudiosos como Ricardo Canese, Ángeles Ferreira o Lis García.

Muy a contramano de estas ideas, el propio Ministro de Industria y Comercio ve muy bien que empresas electrointensivas, como la criptominería, con poca generación de empleos, se instalen en el país y que actualmente utilicen buena parte de la energía contratada.

Por los temas abiertos en la mesa de negociación del Anexo C, que establece la forma de distribución y los componentes de la tarifa, parecen indicar que Paraguay quiere seguir atando la cuestión de la tarifa y la cesión o venta a Brasil a otros elementos compensatorios, lejos de la idea de contratar toda la energía que le toca (el 50 por ciento) para usarla o para venderla en el mercado libre.

 

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