Cables pelados en la calle: más de cien muertes por electrocución en diez años

Del 2015 a esta parte, 114 juicios por electrocución en Paraguay se desarrollan o se desarrollaron en tribunales. La muerte de Milka Jael, en Luque, ha removido la carpeta de graves urgencias en el país. Las desgracias por electrocución se suceden y casi todas terminan solo en tribunales, con exigencias de indemnizaciones que van desde G. 500 a 1.500 millones. Urge el cableado subterráneo en el país, reclama el arquitecto urbanista Carlos Zárate.

El 30 de setiembre, una mañana de lluvia, Milka iba al colegio para suplir a una colega docente. En Laurelty, Luque. Un poco antes, el viento había quebrado el brazo de un árbol y este, a su vez, impactó en el tendido eléctrico, cortando cable y echándolo al suelo. Entre urgencias por la hora y la lluvia, Milka lo pisó.

A pocos días, entre otras noticias impactantes, como el asesinato del jefe de la cárcel militar de Viñas Cue, la vida  Milka Jael Carrillo Battilana, de 29 años, pasó a formar parte de la galería de tantas otras desgracias, de las que inundan los telediarios.

Para el departamento de Asesoría Legal de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) la desgracia de Milka se suma a los 114 juicios que se establecieron diversos tribunales del país.

En todas partes. De estos, 31 ya finiquitaron con las respectivas indemnizaciones.

En mano, la administración ya tiene preparados entre G 300 a 700 millones para pasarle a la familia de Milka, pero, “por respeto al duelo familiar”, a decir del jefe legal de la entidad, Nelson Medina, no se han puesto todavía en comunicación.

Medina presume que, como pasa con casi todas las familias afectadas, la familia de Milka no aceptará el acuerdo indemnizatorio y acudirá a tribunales.

Tantos ya son los casos que hay abogados especializados que rápidamente se ponen a disposición.

Solo por la cuestión “moral” (así se lo de denomina) una sentencia aumenta la indemnización unos G.500 millones. El promedio de los pedidos de indemnización en tribunales ronda entre G. 1.000 a 1.500 millones.

Desgracia tras desgracia, el mundo “eléctrico”, con sus cables revueltos en las ciudades, muchos de ellos ya inútiles, se encuentra preparado para otra fatalidad.

Urbanismo

Esta vez, esta fatalidad impactó sobremanera en el arquitecto urbanista Carlos Zárate, docente investigador de la UNA. Es que su hija, de la misma edad de Milka, también docente y “hasta se parece mucho a la víctima”, le escribió para avisarle que le estaba costando llegar al colegio donde trabaja porque debía caminar muchas cuadras desde y hasta la parada del bus. Él, que también estaba volando al campus de San Lorenzo a esa hora, solo pudo decirle que era mejor llegar tarde que no llegar.

Al salir de clases y ver la noticia se le paró el mundo por unos segundos.

“Es una ruleta rusa salir a la calle en esas condiciones. Podés evitar calles de alto tránsito y minimizar el riesgo de que te atropellen, podés evitar calles desoladas y minimizar el riesgo de un asalto. Pero no podés saber dónde puede soltarse un cable, ni cuándo”,  comenta.

Qué hacemos con los cables, qué se hace para proteger a la gente. Quisimos para esta nota acceder a la opinión técnica de la ANDE, pero no hemos tenido respuesta en dos días.

Pero para el arquitecto Zárate la solución clara es el cableado subterráneo. Embutir todos los cables en tubos que recorren el subsuelo.

Las líneas subterráneas son mucho más costosas en cuanto a ejecución, “pero los beneficios a corto, mediano y largo plazo son muy superiores. Desde el punto de vista de la seguridad se reduce prácticamente a cero la posibilidad de que se suelten, ya que no quedan expuestas”, argumenta en la entrevista con El Prisma.

Y desde el punto de vista de la imagen urbana libera –agrega- la visual que en muchos casos ya está saturada.

Y desde un punto de vista del mantenimiento, “son físicamente accesibles sin necesidad de equipos externos y operativamente más fáciles de clasificar, separar, organizar”.

Sostiene que el paso del sistema aéreo al subterráneo es algo que en otros países (incluso latinoamericanos) se inició ya a fines del siglo pasado. “Nosotros, para variar, acumulamos decenas de muertes estúpidas antes de hacer lo mismo. Incomprensiblemente reactivos somos en ese y otros campos. Y digo incomprensiblemente porque no tenemos la complejidad urbana de grandes ciudades. Todo sería más fácil, rápido y menos costoso, si hubiese visión y voluntad política”.

NR: La imagen de portada es justamente el trabajo de cableado subterráneo que se está llevando a cabo en el microcentro asunceno.

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