Cuáles son las cualidades que la IA no podrá suplantar

¿Podrán realmente las maquinas reemplazar a una flor? Actualmente existen diferentes opiniones y teorías de todo tipo al respecto de si este tipo de tecnología vino o no a reemplazar el trabajo humano y por ende se destacan claramente las capacidades que no podrán ser reemplazadas. Cuáles son.

Por Jazmín Rodríguez

Las habilidades blandas o “soft skills” son aquellas capacidades o recursos personales que están más allá del uso de todas estas nuevas herramientas y que nos sirven para trabajar, desenvolvernos y vincularnos mejor con otros seres humanos.

Entre estas capacidades blandas se encuentran el pensamiento crítico, que a través del análisis nos permite tomar mejores decisiones frente a los diferentes problemas cotidianos. Así también la capacidad de trabajar en equipo, coordinando, colaborando e interactuado con otros profesionales.

Las habilidades comunicativas son claramente parte fundamental de este tipo de habilidades, ya que la ausencia de ellas, aun contando con todos los recursos tecnológicos, conllevaría a numerosas dificultades en el rubro que fuera.

La adaptabilidad a los cambios rápidos, el uso seguro y hasta ético de la tecnología, la tolerancia al estrés, la gestión correcta del tiempo, así como la creatividad a la hora de enfrentar diferentes tipos de conflictos son considerados también habilidades de este tipo y requisitos importantes para cualquier tipo de empleo.

El manejo de la inteligencia emocional y la capacidad de liderazgo a la hora de formar grupos de varias personas se integran en esta línea.

Estas características particulares serían cada vez más valoradas y fundamentales en el trabajo para poder desempeñarse efectivamente y con éxito.

Algunas teorías sobre la relación entre la IA y el trabajo

Una de las teorías, que nos habla del reemplazo, sostiene que los empleos más mecánicos desaparecerán ya que la IA tiene mayor capacidad que las personas de trabajar con datos incluso en tareas simples y repetitivas, como las traducciones o algunos controles de calidad básicos.

Otra teoría más humanista considera que no se pueden reemplazar trabajos que requieran el trato humano ya que la IA no posee conciencia ni emociones. Carece de empatía y hasta ética.

Una tercera teoría, de la transformación, asegura, por su lado, que todas estas herramientas en realidad vinieron a cambiar la forma de trabajo y no a reemplazarlo. En este punto se puede mencionar que su uso y la no regulación del mismo podrían aumentar de forma notable a la desigualdad laboral.

Esta última hipótesis es una de las que viene cobrando cada vez más fuerza y de la que se podría  sacar conclusiones. Lo ideal sería encontrar un equilibrio entre lo humano y el algoritmo. Igualmente, el futuro del trabajo con todos estos avances nos replantea nuevas problemáticas que deberían ser analizadas con mayor profundidad.

Vale mencionar también que todas estas promesas de mayor productividad y la agilización de los tiempos y los procesos que trae consigo el uso de la IA de ninguna manera vienen acompañadas de algún tipo de mejoras o condiciones para los puestos de trabajo.

A medida que evolucionan y crecen las formas híbridas de trabajo se hace necesario entonces que las empresas que quieran una verdadera efectividad, además de agilizar procesos y reducir errores, superen también el desafío de no perder en el camino su toque humano.

Se debe tener en cuenta que muchos puestos laborales si se verán desplazados a futuro y que los trabajadores necesitaran formación constante y continua y que muchos empleadores carecen de recursos o no están preparados para ello.

A través de la educación es posible integrar a la tecnología, dándole un enfoque más ético, humano y seguro. Esto se puede hacer a través de la formación y desarrollo del pensamiento crítico en los estudiantes, de la capacitación y actualización constante de docentes y de una igualdad para el acceso.

Podemos concluir entonces que el uso de la IA ya sea que elimine o genere más puestos de trabajo no se trata ya solo de una moda, sino que constituye una fuerza cada vez poderosa que está cambiando rápidamente nuestra forma de trabajar y hasta de vincularnos con el otro por lo que se hace urgente y necesario educar y aprender al respecto.

 

 

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