A 488 años de su fundación, la antigua madre de ciudades no termina de asumir que hoy, además de capital del país, es la cabecera de una pujante pero desordenada área urbana conformada por 11 municipios con los que está estructuralmente ligada en sus problemas y soluciones.
Por Arístides Ortiz Duarte
La migración del campo hacia Asunción comenzó muy tímidamente en los años 50. A inicios de los 60 se tornó gradual y sostenido e incluyó a los municipios que lindan con los límites administrativos de la capital. A partir de 1980 se disparó esta peregrinación de los habitantes rurales hacia lo que hoy es el Área Metropolitana de Asunción (AMA, 11 municipios). Y en la década del 90, sencillamente explotó.
Sus causas fueron la pobreza rural, la atracción que conlleva la ciudad y sus posibilidades de servicios en educación, salud, agua potable, vivienda, energía eléctrica y oportunidades de trabajo, y la condición de capital del país que ostenta Asunción. Así, la población del AMA aumentó significativamente.
A comienzos de la década del 80, el mercado inmobiliario (las loteadoras, las empresas inmobiliarias) identificó la creciente demanda de terrenos para vivienda y, a la par de la llegada de los nuevos habitantes, loteó masivamente los suelos de Asunción y su primer anillo (Fernando de la Mora, Mariano Roque Alonso, Lambaré, Luque, Villa Elisa); luego, en la década siguiente, siguió el loteamiento agresivo que terminó con los suelos del primer anillo y continuó con el segundo (Limpio, Ñemby, San Lorenzo).
Desde el 2000, aproximadamente, se acelera el loteamiento y la construcción de viviendas en el tercer anillo que está en los límites del AMA: San Antonio y Capiatá. La metrópolis (la ciudad grande) que tiene como cabecera a la vieja Asunción sigue expandiéndose hasta hoy.
En un lapso de 40 años, el AMA llegó, según el Censo Poblacional de 2022, a 2.300.000 habitantes, el 37% de la población total del país (6.100.000). Ocupa una superficie urbana continua (sin espacio rural alguno) de 809 kilómetros cuadrados. Y mueve una economía que equivale al 48% del total del país. La cantidad de población de Asunción, contradictoriamente, disminuyó en los últimos 15 años. Hoy, según el último censo, tiene 462.000 habitantes; un indicador de que expulsa a su población hacia los municipios vecinos, a causa de los altos precios de los inmuebles y propiedades y los elevados impuestos.
Este crecimiento poblacional se desarrolló sin planificación, llevado por los desaforados intereses inmobiliarios y sin un mínimo control ni orden de parte de sus municipios que no cuentan (Asunción tiene un Plan Regulador urbano básico), hasta hoy, con un Plan de Ordenamiento Urbano Territorial ni un Plan de Desarrollo Sustentable, pese a que es una obligación establecida en la Ley 3.966 Orgánica Municipal.

El resultado de esta falta de planificación urbana es una continua mancha horizontal de asentamientos, desordenada, cuadriculada y loteada dispersamente. Una mancha que fue creciendo a los costados de las redes de rutas que comparten los 11 municipios, que luego se desbordó al interior de sus territorios comiendo espacio rural para convertirlo en asentamientos dispersos que crecieron sin servicios, equipamiento, infraestructura ni oportunidades de trabajo para sus pobladores.
Los 10 municipios que fueron creciendo en los últimos 40 años alrededor de Asunción -al sur, al norte y al este-, desprovistos de los beneficios que debería ofrecer una ciudad, sirven de “dormitorio” a muchos de sus habitantes, que diariamente se trasladan a Asunción para trabajar, recrearse o realizar gestiones y trámites políticos, judiciales, financieros o administrativos, servicios concentrados en la capital del país.
Los complejos problemas que padecen cada uno de esos municipios no pueden ser resueltos por intendencias y juntas municipales que no tienen capacidad de gestión administrativa, técnica ni financiera. Estas comunas, para ser precisos, son grandes poblaciones asentadas en espacios desordenados, no ciudades.
Según un estudio realizado por la Dirección de Tránsito de la Municipalidad de Asunción difundido en el segundo semestre del 2016, 600.000 vehículos privados ingresaban de lunes a viernes a Asunción provenientes del AMA y, en mucho menor medida, de otras ciudades del país. Hoy se calcula que 700 mil vehículos ingresan cada día a la capital.
Según cálculos del del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), se estima que 1.6 personas viajan en cada vehículo. Si se multiplica por los 700.00 vehículos, la cantidad de personas que entran diariamente a Asunción ronda los 1.120.000.
El MOPC también estima que, de la flota total de 2.750 ómnibus de las empresas de transporte público que explotan el acceso a Asunción, 2.380 ingresan efectivamente y transitan las calles de la capital. El estudio calcula que un mínimo de 30 personas viajan en un ómnibus, número que multiplicado por 2.380, arroja que alrededor de 69.000 personas ingresan a Asunción en esos ómnibus realizando un redondo (una entrada y una salida de Asunción).
Pero como cada uno de estos 2.380 ómnibus realizan un promedio de 5 redondos por día (5 entradas y 5 salidas de Asunción), los 69.000 deben multiplicarse por 5, lo que da un total de 345.000 personas que ingresan diariamente a Asunción.
En total, alrededor de 1.465.000 habitantes del AMA impactaban diariamente, para bien y para mal, en la capital del país. Pero como no hay dato oficial alguno sobre cantidad de personas que ingresan en motocicleta a Asunción, aquella cantidad es conservadora. Más aún teniendo en cuenta las extremas facilidades para comprar hoy motos, razón por la cual se han comprado en cientos de miles de unidades en los últimos 10 años. Sumados los motociclistas, la capital soporta fácilmente 1.650.000 personas casi todos los días.

Sus cientos de miles de visitantes metropolitanos demandan servicios públicos de Asunción: agua, energía eléctrica, servicios de alcantarillado sanitario, recolección de basura, financieros, uso de rutas. Pero también mueven su economía comprando y consumiendo alimentos, bebidas, entretenimiento, alojamiento y todo tipo de artículos, y generando fuente de trabajo.
Desde una visión metropolitana, Asunción y sus municipios vecinos rebasan sus límites administrativos-territoriales y se comportan como una sola ciudad. Tienen una dinámica urbana común porque al tener una vecindad geográfica están interconectados, son interdependientes unos de otros.
Los 11 municipios están atravesados por una red de rutas y por 26 cuencas o cursos de agua; en consecuencia, sus sistemas de alcantarillado sanitario y pluvial deben estar conectados, así como están unidos por un solo sistema de transporte que distribuye la población del AMA por todo su territorio. Al compartir población, también comparten economía.
Esta metrópolis también lleva a sus municipios a compartir grandes problemas: alta emisión de gases de efecto invernadero producidos por la movilidad motorizada a diésel y gasoil, producción de miles de toneladas de basura y millones de litros de aguas cloacales; baja calidad de viviendas, escasa cantidad de fuente de empleo, pobreza y deterioro de sus recurso naturales y ambientales, como el Acuífero Patiño (que yace debajo de la superficie del AMA). Pero también comparten pujanza económica, abundantes recursos naturales como el agua dulce subterránea y casi un 100 por ciento de servicio de energía eléctrica.
Así como sus problemas, las soluciones urbanas de Asunción dependen de los demás municipios del AMA.
De igual manera, los graves problemas urbanos de los 10 municipios se podrán resolver en la medida en que la capital, Asunción, asuma liderazgo dentro del AMA por su mayor peso político y económico y su capitalidad.
Hay, sin embargo, tres obstáculos elevados que el AMA debe saltar para transformar sus municipios: la escasa visión metropolitana de sus autoridades (intendentes, concejales) y de su sociedad civil, la inútil rivalidad política entre los municipios por un localismo inconducente, y la ausencia de herramientas institucionales que posibiliten consensos políticos y gobernanza administrativa para abordar los asuntos a nivel metropolitano.