Anexo C de Itaipú: qué quiere Paraguay, qué quiere Brasil

El retraso antes, y el silencio ahora, ubican la renegociación del Anexo C en un pozo del olvido. El gobierno paraguayo, muy contento con lo que “le sacó a Brasil”, pretende atar la renegociación a nuevas medidas compensatorias. En tanto que Brasil quiere una tarifa de la energía sin “costos discrecionales”.

Envuelto ahora en una importante crisis política, el gobierno de Santiago Peña no da señal alguna sobre la renegociación del Anexo C del tratado de Itaipú.

Un alto funcionario de Estado nos confió que lo que se “sacó” (es el término que usó), con el preacuerdo con Brasil, ya es suficiente, “por ahora”.

Qué es lo que se sacó

El acuerdo de entendimiento firmado el 7 de mayo de 2024 determinó una tarifa de 19,28 kW-mes. Esta tarifa absorbe “gastos sociales” por unos USD 650 millones anuales para Paraguay hasta el 31 de diciembre de 2026. Esta es la “conquista histórica” que todo el equipo negociador presentó en su momento.

Las negociaciones del Anexo C debieron cerrarse el 31 de diciembre de 2024, pero estas se retrasaron por “uno o dos meses”, al decir del presidente de la República, Santiago Peña. A este día, 11 de febrero, no hay señales de renegociación.

Pero para Santiago Peña no es tan importante la fecha “como el objetivo”.

Por los testimonios recogidos, en el objetivo del gobierno de Santiago Peña no aparece como prioridad la venta de la energía excedente. En el mencionado acuerdo de entendimiento, se establece que la venta se daría, automáticamente, una “vez revisado” el Anexo C.

Actualmente, el Anexo C habla de cesión de la energía excedente. Por esta cesión, Paraguay recibió en el 2024 un total de USD 230 millones.

Cuánto podría ganar Paraguay.

Antes, cuando el uso de la energía de Itaipú por parte de Paraguay promediaba un 17%, expertos en la materia como el ingeniero Ricardo Canese calculaban más de USD 1.000 millones por venta a precio de mercado.

Según el último reporte de Itaipú, en el 2024 Paraguay llegó a usar 38.8% de toda la energía producida por Itaipú. Con un promedio de 8% de aumento anual de consumo de energía, ya muy pronto, tal vez en cinco años más, Paraguay quede sin ese excedente, y que, finalmente, ya de nada le sirva que pueda vender algo que necesitará consumir.

¿Qué pretende Brasil?

La pretensión brasilera está claramente establecida en el Acuerdo de Entendimiento del 7 de mayo. Quiere que, a partir de enero de 2027, la tarifa de Itaipú solo contemple costos operativos y deje de lado “los costos discrecionales”.

Hasta donde pudimos averiguar, sin costos adicionales, el equipo negociador brasilero apuesta a bajar la tarifa hasta USD 9 kW-mes.

El presidente Santiago Peña, intentando justificar el retraso en las negociaciones, había dicho, a mediado de diciembre de 2024, que Luiz (Lula) Inácio Da Silva y su equipo tenían mucho menos experiencia técnica para negociar que Paraguay.

Sin embargo, la clave que podría explicar este retraso estaría en todo lo contrario: el interés preciso del gobierno de Brasil de bajar la tarifa despejando todos los “gastos discrecionales” y el interés de Paraguay de seguir manteniendo esos “costos discrecionales” como los actuales, con los que dispone, también “discrecionalmente”, unos USD 650 millones anuales. Un dinero que no pasa por el Presupuesto Nacional y que, según la economista Gladys Benegas, ex directora financiera de Itaipú, se podría estar usando “discrecionalmente” en salarios de nuevos operadores políticos.

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