En los primeros días de diciembre se habilitará el Puente de la Integración, Presidente Franco-Foz de Yguazu, con la presencia de los presidentes de Paraguay y Brasil. Desde principios de año están paradas las negociaciones por el Anexo C. ¿Qué temas quedaron en aguas de borraja?
El 31 de diciembre de 2024 estaba marcado como fecha límite para el acuerdo final. Pocos días antes avisaron que los puntos de la negociación no estaban cerrados. Ubicaron una nueva fecha: 30 de mayo de este año. En el transcurso de las reuniones, algunas virtuales, otras presenciales, Paraguay decidió congelar las negociaciones al saberse que durante el gobierno de Jair Bolsonaro, en el primer tramo, espiaron a autoridades paraguayas, incluido el presidente de entonces, Mario A. Benítez.
Luego las relaciones entre ambos países se enfriaron y se distanciaron.
El primer golpe le dieron al gobierno paraguayo al retirar el apoyo a su ministro de Relaciones, Rubén Ramírez Lezcano, como candidato a la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Este cambio ya se debió, nos confiaron algunas fuentes, al hecho de que el presidente norteamericano Donald Trump avanzó, como “un espectáculo”, al decir del sociólogo Marco Castillo, deportando a miles de trabajadores migrantes, en su mayoría latinoamericanos. Provocó esto un primer momento de gran fricción con varios gobiernos latinoamericanos, que, inmediatamente, se reunieron en la cumbre de CELAC, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, de la cual no participaron Santiago Peña y el presidente argentino Javier Milei, marcando el rumbo claro de que, a pesar de que tanto trabajadores argentinos como paraguayos fueron afectados por las medidas (con esposas y fusiles a la espalda), se mantendrían completamente en la línea de Donald Tump.
La distancia se hizo cada vez más notoria. Y los temas bilaterales con Brasil quedaron más congelados que nunca. En silencio. Ni acá ni allá hubo voces que arriesguen tiempos de reanudación ni formas. No solo en torno de Itaipú, que ya en el 2023 debió actualizar su tratado, uno que obliga a las partes ceder la energía que no usa. En este caso Paraguay.
El gobierno paraguayo ubicó como agenda internacional la inmediata adhesión a las políticas norteamericanas, entre otras cosas, votando, en las Naciones Unidas, contra el cese de fuego en Gaza (Palestina) o en contra de la instalación de un Estado palestino. Y el embajador Gustavo Leite, al presentar sus credenciales a la Casa Blanca, se puso un quepis de la campaña electoral de Donald Trump: “América será grande otra vez”
Los aranceles
Luego de las deportaciones, Trump avanzó sobre los aranceles. Con la imposición unilateral de aranceles a todos los países, poniendo énfasis en los estados que “no cooperan” con las políticas norteamericanas. Entre estos estados, Brasil, al cual el gobierno norteamericano declaró “amenaza para su seguridad nacional y su economía”.
En el mismo tiempo, el presidente Inácio Lula da Silva, además de decir que Brasil no era una colonia norteamericana, retomaba con fuerza la participación de su país en el BRICs, un bloque que intenta configurar otro polo de poder económico y político.
Así, todos los caminos se distanciaron en este vertiginoso primer año del gobierno norteamericano. El gobierno paraguayo logró, entre otras cosas, que las cuentas financieras del ex presidente Horacio Cartes sean liberadas de las prohibiciones establecidas por la OFAN y que, en la firma de paz entre Hamás y el Estado de Israel, Estados Unidos convoque a la ceremonia al actual presidente paraguayo Santiago Peña.
En este tramo también el gobierno firmó un acuerdo con Estados Unidos por el cual se ubicaba a nuestro país como posible paradero de personas que pidan asilo al país del norte.
En todo este tiempo ni asomo al tratado de Itaipú.
El acuerdo está precedido por un preacuerdo. El establecido en abril del año pasado, sostenido básicamente en el alza de la tarifa a 19,28 Kw-mes. Con este precio, el gobierno paraguayo logró introducir en el costo de la energía un gasto discrecional: Gastos Sociales. A partir de ese momento, el gobierno dispone de unos aproximadamente USD 650 millones anuales, a través de la administración de la propia entidad binacional.
En el mismo preacuerdo, denominado Acta de Entendimiento, se establece que ese “gasto discrecional” desaparecerá al 31 de diciembre de 2026 y que Paraguay podrá vender, a partir de la misma fecha, al mercado brasilero la energía que no usa, terminando así los más de 50 años de cesión.
Como ya lo establecimos en otros artículos, el interés primario de Brasil es que la tarifa, ya solo con el costo operativo de la entidad, fluctúe entre USD 8 a 10 kW-mes.
Paraguay quiere sacar más cosas. Quiere, hasta donde pudimos averiguar, seguir contando con fuentes de financiamiento para otros proyectos, entre ellos, una enorme planta de energía solar en el embalse lado paraguayo (hay ahora un plan piloto) y Brasil, atendiendo que Paraguay usa ahora mucho más de la energía que antiguamente cedía, quiere ubicar dos turbinas más en Itaipú. Así lo ha señalado el director brasilero Enio José Verri.
Si bien la mayoría de los expertos en temas energéticas plantea la urgente necesidad de que Paraguay tenga un proyecto industrial para utilizar toda la energía que producen las binacionales, lo concreto es que buena parte del aumento en el consumo interno está dada por las empresas criptomineras. 1000 MW, casi lo que produce una turbina y media. También se han apuntado empresas que quieren instalar Inteligencia Artificial, también de consumo intensivo. Todos previendo utilizar la energía excedente paraguaya.
La reunión en el puente
Así las cosas, y luego de casi un año de congelamiento de las negociaciones, los presidentes de Brasil y de Paraguay se verán las caras durante la ceremonia de habilitación del Puente de la Integración. El segundo puente entre Paraguay y Brasil sobre el Río Paraná.
“Las obras complementarias el 30 de noviembre y para el 1 de diciembre los brasileños estarían listos para hacer funcionar el puente. Del lado nuestro ya están las obras requeridas. Con este escenario podemos confirmar que para la primera quincena de diciembre probablemente tendremos un encuentro de los presidentes (Santiago Peña y Luiz Inácio Da Silva) para inaugurar y habilitar el Puente de la Integración”, sostiene el titular paraguayo de la Binacional.