Las posibles razones por las cuales EE.UU. le declara a Brasil como una amenaza para su seguridad

Según la orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump, por la cual se impone un arancel de 50 por ciento a productos brasileros, “las políticas, prácticas y acciones del gobierno de Brasil amenazan la seguridad nacional, la política exterior y la economía de los Estados Unidos”. Qué prácticas, qué políticas y decisiones económicas pueden afectar a ese país. Veamos tres posibles razones.

 

 

Desde que el gobierno de Donald Trump arrancó con sus aranceles para todo el mundo, China apareció en el centro de la disputa por el elevado arancel propuesto, de hasta un 145%. China hoy aparece como el más grande competidor para la economía norteamericana, sobre todo en esta era de alta concentración de capitales en las empresas tecnológicas que producen Inteligencia Artifical, autos eléctricos, programas y plataformas.

Los valores impuestos tuvieron grados, y detrás de algunos de ellos, una calificación política e ideológica. Con los europeos se ciñó más a cuestiones económicas. Dijo que Estados Unidos invertía muchísimo más dinero en la OTAN y que el déficit comercial era muy alto (lo que compra de Europa y lo que le vende).

En el acuerdo final, lograron bajar los aranceles al 15% y les sacó el compromiso a los europeos de una inversión directa en Estados Unidos de USD 750.000 millones

Pero con Méjico ya empezó a dibujar otras posibles razones como el tráfico de fentanilo y a la India le sacó en cara su mayor comercio de energía con China.

Y así, en el trascurso de las negociaciones con cada delegación, ajustando un arancel, sacando un producto, otro, finalmente, en esta última etapa de negociaciones aparece en el centro de la disputa Brasil.

En un principio, el presidente Donald Trump asumió que ese castigo arancelario se debía a que en Brasil el ex presidente Jair Bolsonaro sufría una persecución política. Bolsonaro es juzgado por un intento de golpe de Estado contra la presidencia de Luis Inacio Lula Da Silva.

El gobierno de Donald Trump llegó incluso a castigarle al magistrado de la causa Alexandre Moraes utilizando una norma interna. En un comunicado lo acusó de abusar “de su autoridad judicial para amenazar, perseguir e intimidar a miles de sus oponentes políticos, proteger a aliados corruptos y reprimir la disidencia”.

Pero de lo que parecía un castigo por un juicio a un aliado en el continente de Donald Trump, finalmente la orden ejecutiva emanada de la Casa Blanca estableció que “las políticas, prácticas y acciones del gobierno de Brasil amenazan la seguridad nacional, la política exterior y la economía de los Estados Unidos”.

No quedó ahí. En la misma orden ejecutiva declara una “emergencia nacional con respecto a dicha amenaza”.

No se entiende muy bien qué puede significar en este contexto la declaración de emergencia nacional. En otros contextos, principalmente con países del Medio Oriente, ha significado momentos previos de intervenciones directas de sus embajadas, ataques y ocupaciones.

En Brasil no solo el presidente ha salido a enfrentar estas calificaciones y determinaciones. También lo ha hecho el Supremo Tribunal de Justicia, en defensa de Moraes y también en contra de la injerencia de Estados Unidos en asuntos internos.

Pero veamos en qué Brasil le puede estar amenazando a la seguridad nacional, la política exterior y la economía de Estados Unidos.

Los BRICS

El presidente de Brasil Inacio Lula Da Silva es uno de los principales propulsores de los países BRICS. Este bloque integrado por Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica (y varios otros en carácter de invitados) promueve un comercio en el que, de acuerdo con los delineamientos, profundiza las relaciones entre estos. El bloque cuenta con un banco de desarrollo que puede confrontar con el liderazgo de EE.UU en el Fondo Monetario Internacional y promueve, entre otras cuestiones, las negociaciones directas, por ahora entre las monedas locales, cortando, de a poco, la completa dependencia del dólar norteamericano. Rusia, bloqueado por la guerra en Ucrania, ha sido el primero en acoplarse a esta política de transacción directa, sobre todo con China, utilizándose el yuan y el rublo para ello.

 

Las regulaciones a las plataformas y nuevas tecnologías

En Brasil, el 30 de agosto del 2024, Alexandre Moraes, el mismo juez del Supremo Tribunal Federal (STF) que lleva adelante el proceso contra Bolsonaro y otros  ordenó la “suspensión inmediata” de la red social X (antes conocida como Twitter) tras la negativa de la empresa de nombrar un representante legal en el país sudamericano.

En este país, igualmente, se establecieron impuestos por compras en línea, una ley de protección de datos personales, entre otras cuestiones que pudieron haber molestado sensiblemente a las empresas tecnológicas como Amazon, Google, X, Facebook.

Hasta donde pudimos averiguar, en octubre de 2024, la CCIA (una organización auspiciada por gigantes tecnológicos) había entregado a la Oficina del Representante Comercial un documento detallando estas molestias.

Las relaciones con China

Las relaciones comerciales entre Brasil y China han crecido sobremanera. Ya en el 2022 se estableció en USD 100.000 millones anuales. Entre las principales exportaciones brasileras figuran la soja, el petróleo crudo y el mineral de hierro. Y desde China, pesticidas, coches eléctricos y compuestos heterocíclicos de nitrógeno. En este comercio Brasil tiene un superávit en la balanza comercial muy grande. Vende mucho más de lo que compra. Igualmente pasa con los EE.UU. Aunque acá el volumen sigue siendo muy superior.

En este crecimiento del comercio con China, ambos países tienen previsto el desarrollo de un tren bioceánico que, partiendo de Mato Grosso Do Sul llegue a Lima, Perú. Es un proyecto de unos USD 10.000 millones. Con esto, el traslado de mercaderías se volvería mucho más rápido y se evitaría el paso por el Canal de Panamá.

Los aranceles del 50% que deberían entrar en vigencia este 7 de agosto tienen excepciones en casi también un 50% de los productos. Pero, hasta ahora, no se salvan la carne y el café, dos grandes rubros de exportación de Brasil.

 

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