Se necesitan USD 3.000 millones para el gasoducto y la planta termoeléctrica

Hay interés en empresas de Brasil, Argentina, Estados Unidos y de Emiratos Árabes, pero hasta ahora el gobierno paraguayo solo ha logrado un acuerdo de entendimiento con el Estado de Mato Grosso Do Sul para construir el gasoducto desde Vaca Muerta, Argentina y Sao Paulo, Brasil, que pase por el Chaco paraguayo. Y luego de esto, hacer la planta termoeléctrica, como plantea la Unión Industrial del Paraguay (UIP).

 

La UIP ha establecido como una absoluta prioridad para el país una nueva fuente de generación eléctrica.

Según el estudio que difundió en estos días, en el 2030 Paraguay colapsará, y con ese colapso vendrán los cortes con mucha más frecuencia que ahora e impactarám negativamente en la producción y en el empleo.

Cuál es su propuesta: una central termoeléctrica, una como la de la foto de portada de esta nota, una central de Méjico.

En nuestro caso, convertir el gas natural en energía eléctrica.

“Vemos con muy buenos ojos que la UIP se sume a esta mirada estratégica del gobierno”, arrancó diciendo el viceministro de Minas y Energía, Mauricio Bejarano, en entrevista con El Prisma.

Pero una central térmica sería el último paso. Primero se necesita construir el gasoducto, uno que traslade gas natural de Vaca Muerta por el Chaco paraguayo.

Las cosas por este lado van, como ya lo habíamos descrito en un artículo anterior, muy lentas.

Apenas se tiene firmado un acuerdo de entendimiento entre el gobierno paraguayo y el Estado de Mato Grosso de Sul.

Es por esa lentitud que aún el Viceministerio de Minas y Energía no ha convocado a una mesa multisectorial, cual es el urgimiento que había establecido la UIP.

“Debemos primero firmar los MOU con los países (memorándum de entendimiento)”, destaca Bejarano.

Aunque sin firma aún, “las conversaciones son cada vez mejores e incluso estamos con los técnicos de ambos países”, nos cuenta Bejarano.

La factibilidad del proyecto

 

Una vez acordado con los países, los estados y las provincias, “se debe hacer el estudio de factibilidad”.

Acá, al decir de Bejarano, las cosas se vuelven más sencillas, puesto que el trazado propuesto utilizará la misma franja que la ruta bioceánica (ya en desarrollo). Es el sendero menos traumático. “No hay piedras ni habrá grandes impactos medioambientales ni comunitarios”, esgrime.

El gobierno paraguayo ve mucho interés “del mundo entero en el ducto proyectado”.

A qué se refiere. Más allá de los acuerdos necesarios, imprescindibles, ¿cuánta es la inversión que se necesita?

De acuerdo con el estudio de prefactibilidad del Viceministerio de Minas y Energía, la inversión necesaria asciende a USD 2000 millones de dólares para el gasoducto. Y USD 1.000 millones para la instalación de una central termoeléctrica.

“Hay mucho interés y capital”

El modelo propuesto, en un principio, es la concesión al sector privado de las obras y de la explotación posterior, en un formato de Alianza Público Privada.

En ese sentido, “nos han expresado su interés muchísimas empresas, incluso argentinas, brasileras, estadounidenses, emiratíes, con capacidad económica y técnica sobradas”.

Por qué dicho interés

Al decir del investigador senior de la UIP Julio Fernández, este interés es básicamente porque el proyecto es muy rentable, por los peajes que se cobrarían al pasar el gas por el territorio chaqueño.

El mismo Fernández sostiene que lo más cercano para producir electricidad en cantidad importante es una termoeléctrica. Hacer represas grandes sobre el Paraná prácticamente ya es un imposible, según estudios medioambientales realizados. “La solar es buena pero con baterías muy caras”.

“Una central termoeléctrica es la salida más rápida, a dos o tres años”, asegura.

Aprovechado el gasoducto establecido que, de acordarse, también sería de muy rápida construcción ya que la franja de dominio (la misma que la ruta bioceánica) es del Estado paraguayo.

“Debemos, igualmente, explorar gas en el Chaco”, expone.

Por qué se prevé un colapso energético

Paraguay es hasta el momento un país de energía eléctrica abundante. Pero el aumento del 18 por ciento del consumo interno en el 2024 disparó todas las alertas. Este aumento significó la utilización de toda la energía eléctrica producida por Yacyretá y Acaray y el 60% de lo que le toca al país en Itaipú. Es así que la posibilidad de que el país quede sin energía eléctrica en el 2030 -o antes- es muy factible.

Pero del total del consumo, según el director de la Administración Nacional de Electricidad, Félix Sosa, el 25% se pierde por problemas en los tendidos de distribución de la energía. Según el último informe del Instituto Paraguayo de Profesionales de la Electricidad (IPPE) esto se debió básicamente a que se dejó de invertir, de 2020 a esta parte, USD 1.200 millones de dólares en el sistema. En subestaciones y tendidos.

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