Alfredo Boccia Paz, analista político, médico, historiador y miembro de la Academia de Lenguas del Paraguay, quiere que las filtraciones de audios y los escritos del fallecido diputado Eulalio Lalo Gómez sigan siendo tan escandalosos hasta el punto en el que resulte imposible no hacer nada. Quiere que produzca tal efecto que cambie todo en las instituciones del país.
Las filtraciones de audios y textos del ex diputado Eulalio Lalo Gómez describen un manejo discrecional entre intereses del narcotráfico, fiscales, miembros de Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, parlamentarios y altos funcionarios del gobierno.
En fin, muestran “que estamos gobernados por la narcopolítica”, infiere el articulista.
-El Prisma: Alfredo, en nuestro país hay una serie de evidencias de una profunda penetración de las instituciones por los intereses particulares, ahora muy ligados al narcotráfico, que se han desplegado a lo largo de estos 36 años de la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner…
Efectivamente, hubo muchos escandaletes como aquellos de Cale (Juan Carlos) Galaverna invitando por teléfono al entonces presidente de la Corte a un cafecito para darle el criterio “político” en torno de ciertos temas o los de (Raúl) González Lippmann que describieran la red de influencias y dineros mal habidos de Oscar González Daher y toda esa mafia…
-¿Qué diferencia ves con los contenidos del teléfono del fallecido diputado (ex titular de la Asociación Rural el Paraguay regional Amambay) Eulalio Lalo Gómez?
El actual escándalo tiene una magnitud diferente al poner al descubierto la narcopolítica y su infiltración en las instituciones del país. Si se hace público todo el contendido del teléfono eso sí pude ser estremecedor, sumamente útil. Yo lo comparé incluso con la aparición del Archivo del Terror que nos ayudó a entender mejor el actuar del régimen de Alfredo Stroessner. Quiero mantener la esperanza de que con más evidencias todo esté al alcance…
-Qué aporta la evidencia al saber popular de que estamos en un narcoestado
La fuerza de los audios y de los textos golpean a la opinión pública de un modo distinto. Un análisis o un comentario al respecto no tiene la misma fuerza emotiva que cuando escuchás la voz del propio delincuente, como había pasado con González Daher. Los de Lalo Gómez son mensajes tan coloquiales. Jamás se le pasó por la cabeza que quedarían al descubierto. Eso golpea.
-¿Puede ser el inicio de algo nuevo, de alguna confrontación real con el narcotráfico?
Es la punta del iceberg. Si va más allá, si se liberan más evidencias, será sumamente beneficioso para Paraguay. No todo está perdido. Hay todavía sectores de las instituciones que de alguna manera reaccionan, hubo un fiscal, un juez. Se allanó, se incautó, algo queda de institucionalidad. Estamos perdiendo, pero algo queda de institucionalidad.
-¿Usted cree que esta evidencia plena de que estamos frente a un narco estado genere una rearticulación social y política que los confronte, realmente…?
Hay una evidencia contundente: el 90% de la gente vinculada pertenece al Partido Colorado. Eso es indudable, casi todos ellos a Honor Colorado (cuyo jefe es el ex presidente Horacio Cartes). Debe beneficiar, aunque las voces opositoras son tan escasas…
-¿Qué espera, profundamente, que ocurra?
Que la cosa sea tan colosal que obligue a limpiar, a resetear todo el sistema y que haya un impulso de transparencia. Espero que sea tan escandaloso que sea imposible no hacer nada.
-¿Cómo queda parado el gobierno de Santiago Peña?
La gente en general siente que el presidente no es el gobierno. Cuando ocurrieron las filtraciones, nadie se planteaba, nadie esperaba nada de Santiago Peña. Sí de figuras intermedias como el fiscal general (Emiliano Rolón), y de algún representante de Honor Colorado. El que sí habló enseguida fue Pedro Aliana para sacarlo a (Orlando, diputado y ex presidente del Jurado de Enjuciaimiento de Magistrados) Arévalo. Es un gobierno bicéfalo.
-¿Nos encontramos con una experiencia parecida como con el gobierno de Juan Carlos Wasmosy, a quien un sector que le llevó a la presidencia (Lino Oviedo y Andrés Rodríguez…)le marcó la agenda hasta la crisis del 96…?
Hay una gran diferencia. Aquella vez fue el presidente Wasmosy, todavía con influencia, por fin, después de tres años, decide desprenderse de Lino Oviedo. Acá va a ser al revés, Peña no tiene ni apoyo político ni apoyo ciudadano. Basta un guiño de Cartes para que Aliana asuma la Presidencia. Pero a Honor Colorado no le conviene esa crisis. Si no puede administrarla, el primer fusible sería el propio Presidente.