Trump, Maduro y el petróleo de Venezuela

Venezuela cuenta con la reserva más grande de petróleo. Una confrontación directa entre Estados Unidos y Venezuela podría desestabilizar el comercio mundial del ‘oro negro’ y,  entre otras consecuencias, generar una inmediata e invaluable alza de precios.

El pasado 14 de agosto se hizo pública y se comenzó a ejecutar una orden del presidente de los EE.UU. Donald Trump, firmada bajo reserva ya en el mes de julio, por la cual se dispone el despliegue de fuerzas navales, aeronavales y efectivos del cuerpo de infantería de marina en el mar caribe, en proximidades de aguas territoriales venezolanas.

Alega la Casa Blanca que la disposición es para reforzar tareas de lucha contra el narcotráfico, particularmente las relacionadas con el llamado “Cartel de los Soles”, organización criminal presuntamente formada por altos oficiales del ejército venezolano y altos dignatarios del gobierno bolivariano, incluyendo al propio presidente Nicolás Maduro.

El jefe de estado sudamericano es requerido por la justicia estadounidense. El departamento de justicia incluso ofrece una recompensa de USD 50.000.000 por información que ayude a la captura de Maduro.

La existencia o no del “Cartel de los Soles”, así llamado por los distintivos dorados, cuyo diseño se inspira en el astro rey, usados en los uniformes de los generales venezolanos, es materia de polémica y controversia: Unos analistas, periodistas e investigadores otorgan entidad a esta organización criminal dedicada al tráfico, fundamentalmente de cocaína colombiana, por Venezuela, con destino a los Estados Unidos y Europa. Otros advierten que la existencia del Cartel, o el grado en que los dignatarios bolivarianos están involucrados en sus actividades delictivas, son un montaje de las agencias de inteligencia estadounidenses, con el fin de descalificar a un gobierno ideológicamente adverso y legitimar acciones de fuerza contra el gobierno de Caracas.

Sea cual sea la verdad, sin dudas la relevancia geopolítica del país sudamericano se encuentra en su riqueza energética: La cuenca del lago de Maracaibo, la cuenca oriental, que incluye la faja petrolífera del Orinoco, la cuenca Barinas-Apure y la cuenca de Falcón son reservas riquísimas en hidrocarburos y sitúan a Venezuela a la cabeza de las reservas probadas de petróleo en el 2024, según datos de la Administración de Información Energética del gobierno estadounidense. La misma fuente otorga al país caribeño el sexto lugar en reservas de gas natural. Otra circunstancia a tener en cuenta es que más allá de las controversias políticas Venezuela proveyó de petróleo a los Estados Unidos hasta el año 2019, cuando Venezuela llegó a su máxima producción en el año 2000 con tres millones de barriles diarios. La mitad de la producción se exportaba al mercado estadounidense. En el país norteamericano PDVSA era propietaria de cinco refinerías y su propia red de distribución y estaciones de servicio: CITGO.

A partir de 2017, durante el primer gobierno de Trump, se impusieron sanciones económicas a Venezuela, cesando el intercambio totalmente en 2019. El comercio de hidrocarburos entre los dos países se reanudó en 2022, cuando a raíz de la crisis energética global ocasionada por el conflicto Ruso-ucraniano, la administración Baiden morigeró las sanciones permitiendo que firmas petroleras americanas y de otros países occidentales extrajeran hidrocarburos, colaborando en la reactivación de la industria petrolera venezolana.

Por medio de licencias otorgadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, explotaron el petróleo del país sancionado la firma estadounidense Chevron, la española Repsol, la italiana Eni y la francesa Maruel & Prom.

La actual crisis política, originada en la controvertida última elección presidencial venezolana, motivó la cancelación de las licencias en marzo de este año. Particularmente en el caso Chevron, Trump decidió, en julio último, extender su licencia para operar en Venezuela. Seguidamente, el impredecible mandatario norteamericano ordenó el despliegue militar en curso, cubriendo todo el escenario con un telón de incertidumbre.

Aunque empresas de origen no occidental como la estatal rusa Roszarubezhneft o la china Concord Resources Corp (CCRC) también explotan yacimientos venezolanos, su participación es aún menor. La distancia es un desafío logístico y las sanciones americanas a países, empresas o personas que comercian con el país inciden negativamente a la baja en el precio del crudo de origen venezolano.

La mayoría de observadores y analistas, pese a lo inédito de la situación, se muestran escépticos en lo que a una abierta intervención militar estadounidense refiere, sin embargo en vista del comportamiento impredecible, contradictorio y errático que hasta aquí exhibió Donald Trump, no está demás analizar cuáles serían las consecuencias de una confrontación militar entre Washington y Caracas en un indicador fundamental en la economía global: el precio del petróleo.

Si el conflicto llega a la etapa militar, podría darse un brusco ascenso del precio del crudo, que hoy se cotiza en 66 dólares el barril aproximadamente, como consecuencia a la incertidumbre en los mercados. Si bien la producción actual de crudo de Venezuela está muy lejos de sus máximos históricos, cifrándose hoy en día en 800.000 barriles por día, cualquier interrupción en el suministro global, por cierre de puertos, daño a la infraestructura productiva, etc., presionaría el precio internacional al alza. El rumbo que tomaría la cotización luego de este impacto inicial dependerá de la escala de la acción militar. Una operación militar circunscripta a objetivos precisos, como por ejemplo las máximas autoridades del gobierno venezolano, siempre y cuando sea exitosa y seguidas por su remplazo por un régimen amistoso con Washington y sin mayores daños a la infraestructura petrolera, estabilizaría el precio del crudo.

Si por el contrario el conflicto degenera en un enfrentamiento prolongado, con la irrupción de tropas en tierra venezolana y se ocasionen daños materiales graves en las instalaciones de la industria petrolífera del país, el precio del petróleo tenderá a subir, por falta de producción. En este escenario será determinante la actitud que adopten los demás países exportadores.  Si Rusia, Irán, Arabia Saudí y los demás países del golfo pérsico aumentan su producción, para compensar la interrupción del flujo de crudo venezolano, el precio se estabilizaría. Si por el contrario deciden acotar su producción para maximizar ganancias, los precios del crudo se mantendrán altos.

Advirtiendo que este análisis es puramente hipotético aguardamos expectantes los acontecimientos en un contexto donde prevalece la complejidad de la coyuntura política, militar y geoestratégica, sin olvidar que las profundas consecuencias humanas de toda confrontación armada hacen imperioso que los poderes enfrentados realicen esfuerzos para solventar sus diferencias por la vía pacífica.

 

 

 

 

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