Triple impacto del cambio energético

Silvia Morimoto, representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), residente en Paraguay sostuvo que el proceso de transición energética debe generar impactos, no solo en el campo ambiental, sino, también, en lo social y económico.

En la exposición sobre transiciones energéticas justas, en la semana de la energía 2024 Morimoto sostuvo que, para el PNUD, la transición energética es un proceso de triple impacto, pues genera beneficios sociales, económicos y ambientales. Explicó que el sector energético es responsable del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto quiere decir que la inmensa mayoría de estos gases lo produce la humanidad.

Por ejemplo, los vehículos y las fábricas industriales que funcionan con hidrocarburos de orígen petrolífero, uno de los principales gases causante del cambio climático.

“Las transiciones energéticas justas, hacia energías renovables, no solo contribuyen a combatir el cambio climático, también contribuyen a combatir la pobreza con la creación de millones de empleos.

“Solo en el 2022, el campo de las energía renovable generó 12,7 millones de puestos de trabajo, a nivel mundial. Con cero emisiones de carbono”, informó.

La residente del PNUD en Paraguay también sostuvo que las transiciones generan las condiciones para el acceso universal a distintos servicios y acorta la desigualdad entre hombres y mujeres.

Proyecciones en Latinoamérica

Foto: Silvia Morimoto.

Solo en Latinoamérica, el PNUD tiene un portafolio de 40 proyectos en 20 países y una capacidad financiera de 1,5 millón de dólares. Con esta base, pretende promover una transición energética justa contribuyendo en parte a la financiación de energías renovables.

Morimoto sostiene que es sumamente necesario que los proyectos de desarrollo de tecnologías innovadoras, en el proceso de transición energética, tengan financiación público-privada.

También sostuvo que Paraguay tiene la oportunidad de ser uno de los líderes del proceso mundial de la transición energética, si genera un salto exponencial para el desarrollo sostenible.

“PNUD global hizo un informe que demuestra que la inversión en energía renovable alcanzará la cifra de 2 trillones de dólares, pero solo el 10% de ese montó se destinará para países en desarrollo”, dijo Morimoto. Esto constituye una dificultad para varios países de América, incluyendo a Paraguay.

Estudios de PNUD sobre realidad nacional

Paraguay es uno de dos países en todo el mundo que tiene una matriz energética 100% limpia. La ONU, a través del PNUD, trabaja con el Banco de Desarrollo Latinoamérica y el Caribe (CAF) y el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID), para que el 3% de la población que no accede a energía eléctrica renovable, pueda acceder.

Un paso importante para Paraguay es la nueva política energética 2050 del Viceministerio de Minas y Energía (VMME), con una ruta de hoja muy clara a pequeño, mediano y largo plazo. Los desafíos centrales en Paraguay son la diversificación de la matriz energética con nuevas fuentes renovables, no provenientes de las represas hidráulicas y aprovechar la energía para la industrialización nacional.

“Paraguay solo usa el 20% del total de energía generada e importa 40% de hidrocarburos. El país debe usar ese bono energético para agregar valor,trabajar en la universalización y atraer inversiones extranjeras para lograr impactos”, dijo Morimoto.

También señaló que el país debe generar incentivos para el transporte eléctrico y la educación, porque son áreas donde recibe muchas críticas, Sin embargo la nueva política energética 2050 del VMME ya engloba todos esos desafíos.

Finalizó aclarando que la transición energética justa no es solo responsabilidad del gobierno, sino también de sus contrapartes, en este caso, los organismos internacionales que deben apoyar este proceso.

El PNUD está trabajando con la Administración Nacional de Energía (ANDE) y el VMME para crear una mesa de articulación con empresas internacionales de financiamiento (i-finch), que pueda coordinar de forma más asertiva los proyectos para el sector energético.

El principal aporte de los integrantes de esa alianza, hasta ahora, ha sido generar evidencia científica, condensando en datos estratégicos, que el gobierno puede usar para implementar la nueva política energética 2050.

 

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