El déficit de atención, el escaso desarrollo emocional y del lenguaje y la dificultad para conciliar el sueño, son solo algunos de los efectos nocivos de la pantalla en la salud mental.
El uso prolongado de la tecnología en la infancia y la adolescencia temprana, principalmente pantallas conectadas a internet, es una realidad cotidiana en los hogares de todas partes del mundo.
Sin embargo, en los colegios y hogares de Silicon Valley, cuna de las empresas tecnológicas más emblemáticas de este siglo como Apple, Google, Meta y Visa, prefieren modelos educativos sin pantallas.
El motivo es evidente: no exponer a los hijos de los ingenieros y tecnólogos de las grandes plataformas al mal uso de las pantallas, cuyas consecuencias en el proceso cognitivo de los Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) ellos lo saben perfectamente.
En esta nota, El Prisma te trae, con base a investigaciones y opiniones calificadas de profesionales de la salud mental, una selección de los nueve efectos más nocivos provocados en el cerebro de los NNA por el uso excesivo de las pantallas:
1. Afectación del desarrollo neurológico
Según un artículo científico de LATAM (Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades), publicado en julio pasado, una de las consecuencias directas atribuidas al uso prolongado de pantallas en los NNA es la alteración de la maduración del lóbulo frontal y los circuitos dopaminérgicos, los cuales son fundamentales para la facultad de tomar decisiones y la regulación emocional, respectivamente.
Un mal desarrollo de estás zonas cerebrales -señala el artículo- deriva en notables consecuencias adversas en el comportamiento de los NNA.
2. Problemas de comportamiento
Ricardo Estigarribia, maestro de apoyo a la inclusión educativa, especializado en personas con trastornos del espectro autista (TEA), explicó para El Prisma que el uso prolongado de estos dispositivos a tempranas edades afecta considerablemente el campo cognitivo y capacidad de interacciones sociales con el entorno.
Efectos visibles de esta afectación, explica Estigarribia, son la irritabilidad, la falta de empatía y problemas para la comunicación cara a cara.
Según Estigarribia, de fondo sucede la pérdida de creatividad para satisfacer necesidades como la distracción, la comunicación y la resolución de adversidades en general, provocando dificultades que alteran el estado de ánimo y el comportamiento. En lo digital, explicó, todo es inmediato, fácil e interactivo, especialmente cuando es prolongado el uso pasivo de la pantalla.
“El chico no necesita reflexionar para relacionarse con la tecnología, solo ver. Entonces, cuando se enfrenta a situaciones adversas en su cotidiano, al chico le cuesta, porque no sabe cómo lidiar con esas adversidades”, dijo Estigarribia durante la entrevista.
3. Dificultad para conciliar el sueño e impacto en el desarrollo académico
Tanto la investigación de LATAM, como las consideraciones de nuestros entrevistados, señalan que la luz azul de las pantallas perturba la producción de melatonina, provocando dificultad para conciliar el sueño y reduciendo la calidad del descanso nocturno.
Esta situación, (sumada a otras afectaciones mencionadas en los puntos anteriores) perjudica significativamente al rendimiento académico de los NNA, ya que, durante el ciclo de sueño, ocurren procesos de restauración esenciales para la salud, la memoria y el equilibrio emocional.
Mariela Cuevas, gerente ejecutiva de TEDIC, en entrevista para El Prisma, explicó que en la etapa preescolar, más de una hora diaria de exposición ya se asocia con un menor desarrollo de las áreas vinculadas al lenguaje y la alfabetización. Además, el multitasking digital se relaciona con pérdida de concentración, energía y dificultades para resolver problemas.
“Cuando el tiempo frente a las pantallas es excesivo, se pueden producir cambios en la estructura del cerebro, afectando la forma de sentir, pensar y actuar”, dijo Mariela.
4. Alteración de funciones cerebrales esenciales: atención, memoria y regulación emocional
La investigación de la revista LATAM reveló que la exposición prolongada a las pantallas puede alterar funciones cerebrales esenciales, como la atención, la memoria y la regulación emocional, y afectar el desarrollo neurológico en la infancia.
6. Aumento del sedentarismo y problemas de alimentación
Según Mariela, el exceso de pantallas puede también interferir en los hábitos de alimentación, ya que muchas veces distrae a los NNA de la sensación de saciedad. Además, desplaza el tiempo dedicado a la actividad física, fomentando el sedentarismo y los expone a la publicidad de alimentos poco saludables.
7. Adicciones o dependencia a estímulos digitales
Según Cuevas, la exposición constante a videojuegos, videos o redes sociales puede generar patrones de uso compulsivo, que luego resultan mucho más difíciles de modificar en la adolescencia y adultez.
La psicóloga e investigadora, Maureen Montanía, explicó para El Prisma que evidencia científica reciente aconseja, en la medida de lo posible, restringir el acceso a teléfonos inteligentes hasta los 13 años, a causa de la alta posibilidad de desarrollar adicción hacia el estímulo digital.
“Se detectó una alta correlación con problemas de estrés, ansiedad, depresión e insomnio al punto que es crucial adoptar un enfoque preventivo similar al del alcohol y tabaco en edades previas a los 13 años”, dijo.
8. Exposición a riesgos asociados con redes sociales y contenido digital inadecuado, como ciberacoso y presión social
Según Mariela Cuevas, el uso prematuro de pantallas conectadas a internet, especialmente cuando ocurre sin supervisión de adultos, expone a los NNA a riesgos como ciberacoso, violencia o pornografía. Además, la interacción en redes sociales los conduce a la presión social de validación a través del “me gusta” y de cantidad de seguidores, lo cual impacta en su autoestima y bienestar emocional.
Estigarribia también advirtió sobre la dificultad de llevar un control fehaciente sobre el tipo de contenido que los NNA consumen en internet, incluso en espacios que son aparentemente inofensivos, como las redes sociales o los videojuegos.
9. Propensión a trastornos de ansiedad, depresión y por déficit de atención
Según la revista LATAM, el uso excesivo de pantallas vuelve a los NNA más vulnerables a padecer trastornos del estado de ánimo, como ansiedad o depresión, y aumenta el riesgo de padecer trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Con respecto a la derivación a trastornos cognitivos, Estigarribia mencionó que las dificultades citadas anteriormente incrementan las frustraciones en los NNA. De forma indirecta, esto aumenta el riesgo de generar tendencias o padecer cuadros de ansiedad, depresión y TDAH.
RECOMENDACIONES FINALES
Para Mauren, ejercer el control parental tanto en el acceso a dispositivos como en la frecuencia y el tipo de uso debe ser una regla principal en los hogares para generar hábitos saludables nazcan de la
regulación.
“Los cómos y cuántos dependen de la edad. La OMS desaconseja que niños menores de 2 años se expongan a cualquier tipo de pantalla. Esto no quiere decir que antes no se puedan usar pantallas en general, pero sí que los smartphones en específico son enfáticamente desaconsejados en NNA hasta los 13 años”, dijo la sicóloga.
También señaló la importancia de un mayor interés por parte del Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) y del Ministerio de Tecnología de la Información y la Comunicación (MITIC).
Mariela Cuevas comentó que existe un material llamado Nuestra vida en pantallas, dirigido específicamente a los hogares. En el mismo se clasifican los tipos de uso, las adversidades que puede presentar para los NNA y qué tipo de control se puede ejercer en el entorno familiar.