En la IX Semana de la Energía de la Organización Latinoamericana De Energía (OLADE), el Banco para el Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) presentó el reporte de economía y desarrollo, edición 2024, donde se aborda el tema de la transición energética desde la óptica de la justicia, en perspectiva a un desarrollo económico sostenible.
La CAF habla de “transiciones” energéticas, ya que los desafíos y los contextos son diferentes en cada país, incluso de la misma región. En ese sentido, considera a los gases de baja emisión como una alternativa temporal al uso de petróleo.
Desafíos para trancisiones justas
Foto: de izq. a der Walter Cont, ejecutivo del CAF y Lian Allub.
En entrevista para El Prisma, Lian Allub, economista principal de la dirección de investigación socioeconómica del CAF y coautor del reporte, explicó que el Reporte de Economía y Desarrollo (RED) plantea cuáles son las posibles estrategias de transición energética para los países.
En el caso de Paraguay, y a medida que aumente la demanda de energía, se tiene el desafío de complementar la producción de energía hidroeléctrica de las represas, con otras fuentes de energías renovables no convencionales, como la eólica, la solar o la biomasa.
Para ello, Allub considera que será necesario trabajar en dos aspectos clave en nuestro país; la trazabilidad de la energía, para asegurar que la electricidad utilizada en la producción de estos materiales no se extraiga del consumo general, y el desarrollo de infraestructura para comercializar combustibles de origen orgánico, o biomasa.
En la distribución energética es donde hay mayor debilidad, por lo que el país deberá seguir trabajando en las líneas de tendido eléctrico para que la electricidad generada llegue a los hogares de todo el país con la calidad requerida.
Pilares de la demanda
Foto: exposición de Lian Allub.
“En cuanto a la industria, debemos pensar en la posibilidad de trabajar la biomasa, o materia orgánica, excedente de la producción del sector agropecuario, para crear combustibles y fertilizantes, los cuales también son necesarios en una transición que se ajuste a las necesidades locales.
Refiriéndose a los combustibles de origen orgánico dijo que “Paraguay tiene la posibilidad de producir hidrógeno de bajas emisiones (hidrógeno verde) y también biocombustibles. Así mismo productos para el agro, como amoníaco de bajas emisiones, utilizando hidrógeno verde”, dijo Allub.
El economista recalcó que la producción de biocombustibles y fertilizantes es una alternativa viable, “pero trabajar en la infraestructura y formas de comercialización tanto del hidrógeno como de sus derivados es fundamental”, expresó.
Alterasión de la matriz laboral
En términos generales, la transición energética afectará muchos mercados, no solo el energético. Allub economista principal de la dirección socioeconómicas del CAF subrayó que la OLADE sostiene que la transición energética impulsará la demanda de habilidades más abstractas, lo que requerirá capacitar mano de obra. Algunos trabajos verán disminuida su demanda, mientras que otros la aumentarán, y será necesario ayudar a los trabajadores de otros sectores a migrar hacia estas nuevas actividades verdes.
“Los empleos verdes no son solo aquellos en el sector eléctrico; también incluyen trabajos en otras áreas que aumentarán su demanda debido a la transición. Por ejemplo, se requerirá más personal técnico para instalar paneles solares o trabajar en hidroeléctricas, además de más ingenieros eléctricos y electricistas. Asimismo, otros profesionales deberán adaptarse, como los arquitectos, quienes deberán diseñar edificios con mejor aislamiento y eficiencia energética”, detalló.